12.o Domingo del Tiempo Ordinario
Oración

Padre Amoroso,
A través de Tu Hijo, nuestro Médico Divino, somos reconciliados con Tigo y traídos a la totalidad de la mente, cuerpo y espíritu. Ayúdanos a celebrar Tu curación y perdón amoroso en nuestras vidas; especialmente a través de los Sacramentos de la Unción de los Enfermos y la Reconciliación. Amén.

Comentario

Primera Lectura: Zacarías 12:10-11, 13:1

Nuestra Primera Lectura y el Evangelio de hoy tocan una nota penitencial. Sin embargo, leyéndolas, reconocemos una promesa de felicidad que se encuentra más allá del tono sombrío.

El profeta Zacarías, por ejemplo, presenta un “Espíritu de gracia y de súplica” a los habitantes de Jerusalén, pero sólo después de haber considerado el Hijo del hombre “a quien han traspasado” Para los Cristianos, esta lectura es obviamente una predicción de Cristo, que sería traspasado en la cruz por nuestras ofensas.

La referencia a “fuente que los purificará de sus pecados e inmundicias” es también un presagio de la fuente de agua que fluye desde el costado herido de Jesús Cristo para hacernos limpios.

A medida que continuamos en nuestra temática de 6 semanas sobre “La Curación y El Perdón”, debemos recordar que nuestro perdón tiene un precio.
Solamente mira al quien está traspasado por las ofensas.

Pregunta

¿En su mente, hay alguna otra manera para que nuestros pecados sean perdonados aparte de Cristo que murió en la cruz?

Segunda lectura: Gálatas 3:26-29

La “fuente que los purificará de sus pecados ” – como se recuerda en nuestra 1ª Lectura – es el agua bautismal que se deriva del costado de Cristo. Cuando somos bautizados en Cristo, nuestros pecados (incluso el pecado original) son perdonados.

Sin embargo, el bautismo es más que el perdón de los pecados. El bautismo es también una realidad de ser “nacido de nuevo” en la que nos alejamos radicalmente del mundo de la división y abrazamos un mundo de la comunión perfecta. En este nuevo mundo de la gracia, Judios y Griegos, esclavos y libres, hombres y mujeres, son “uno en Cristo.”

La Unidad de la Santísima Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo – se extiende a nosotros que hemos sido revestidos de Cristo. Compartimos una comunión con nuestro Dios trino y con todo su pueblo santo. Es por esta razón por la que Pablo nos urge a recordar que “somos hijos de Dios”, y que debemos abandonar nuestra vieja manera de pensar; un pensamiento que pertenece a aquellos que no están revestidos de Cristo.

Pregunta

¿Qué significa vestirse en Cristo?

Evangelio: Lucas 9:18-24

Nuestro Evangelio se encaja bien con nuestra 1ª Lectura considerando a Cristo en la cruz. Jesús es aquel siervo tan esperado que sería “traspasado por ofensas.”

La respuesta de Pedro a la pregunta de Jesús, ¿Quién dicen que soy yo”, esta recibida con un reproche. La respuesta de Pedro es correcta. Jesús es el “Mesías de Dios,” el Cristo. Pero el Cristo (la palabra significa rey) tiene que sufrir, ser rechazado por los líderes, ser asesinado, y luego ser resucitado en el tercer día.

Nuestro rey aceptó la cruz para perdonar nuestros pecados. Sin embargo, no hizo esto para rescatar nuestras vidas, sino para darnos una vida nueva en Él.

Una nueva vida en Él significa que ha donde Él va, nosotros debemos seguir. Abandonando nuestra manera de vivir pasada, negamos a nosotros mismos, tomamos nuestra propia cruz y lo seguimos.

Como Cristianos, no estamos en este planeta para salvar nuestras vidas viejas. En lugar de ello, perdemos nuestra antigua vida por el amor de Cristo, para que nuestra vida nueva en Cristo sea salvada y preservada.

Pregunta

¿Qué significa perder su antigua vida?

La tarea de esta semana

Durante las últimas dos semanas, el grupo rezó el Acto de Contrición juntos. Considere la posibilidad de cometer esta oración a memoria y usarlo como manera de terminar el examen de conciencia cada noche:

Dios mío, estoy arrepentido de todo corazón haberte ofendido, y detesto todos mis pecados, debido a tu castigo justo, pero sobre todo porque te ofenden, mi Dios, que eres todo- Bien y digno de todo mi amor.

Firmemente resuelvo, con la ayuda de Tu gracia, no pecar más y evitar la ocasión cerca del pecado.

Amén.

Oración del Grupo

El grupo reza la siguiente oración:

Oh Señor, Jesucristo, Redentor y Salvador, Perdona mis pecados,
En la misma manera en que perdonaste la negación de Pedro y los que te crucificaron.
No cuentes transgresiones, pero,
más bien, mis lágrimas de arrepentimiento. No recuerde mis iniquidades, pero,
más especialmente,
mi pena por las ofensas que he cometido contra Ti.
Prometo darte alabanza y gloria con
amor y en el servicio todos los días de mi vida.

Continúe con el Salmo 63

Salmo

Respuesta: Señor, mi alma esta sedienta de ti.

Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma.
Señor, todo mi ser te añora
como el suelo reseco añora el agua.

R. Señor, mi alma esta sedienta de ti.

Para admirar tu gloria y tu poder,
con este afán te busco en tu santuario.

Pues mejor es tu amor que la existencia;

siempre, Señor, te alabarán mis labios.

R. Señor, mi alma esta sedienta de ti.

Podré así bendecirte mientras viva

y levantar en oración mis manos.

De lo mejor se saciará mi alma.
Te alabaré con jubilosos labios.

R. Señor, mi alma esta sedienta de ti.

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