33º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Cristo en Nuestro Barrio es un programa de evangelización de la Diócesis de Phoenix.

Oracion

Concédenos, te lo pedimos, o Señor nuestro Dios, la alegría constante de ser devotos a Ti, porque es felicidad plena y duradera servir con constancia al autor de todo lo que es bueno.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un Dios, por siglos de los siglos. Amén.

Primera Lectura: Proverbios 31: 10-13, 19-20, 30-31

Comentario

Estamos llegando al fin de nuestro Año de la Iglesia y en unas pocas semanas, comenzaremos un nuevo Ciclo litúrgico con el primer domingo de Adviento.

A medida que nos acercamos al fin de este año, esta semana y la siguiente (La fiesta de Cristo el Rey) nos proporciona con un tema de cierre.  La verdad es que este mundo no es nuestro destino final.  Nuestro destino final es a través de las puertas que nos conducen a Dios en el cielo.

A menudo, las personas piensan que seremos probados cuando lleguemos a las puertas del cielo.  De lo contrario.  Es aquí en la tierra donde tomamos nuestro examen final.  En frente de las puertas, es donde estaremos calificados.  Allí, seremos calificados por nuestra vida de virtudes de la fe, la esperanza y el amor.

Por ejemplo, la mujer virtuosa en Proverbios debe ser recompensada: “Es digna de gozar del fruto de sus trabajos y de ser alabada por todos.”  Este tema también se encuentra en la parábola evangélica de hoy de los talentos: los sirvientes lucrativos reciben una parte de sus ganancias.

El fin de nuestro año de la Iglesia nos recuerda que nosotros también tenemos un fin de nuestra vida aquí en la tierra.  Cómo vivimos las virtudes de la fe, la esperanza y el amor a Dios determinarán cómo somos saludados en frente de las puertas del cielo.  ¡Ahora es nuestro examen final!

Preguntas

    • ¿Cómo me calificaría yo mismo? ¿Soy una persona virtuosa?

Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 5: 1-6

Comentario

¿Alguna vez has estado en una sala de clase donde el maestro entregó a la clase un examen por sorpresa?  Por supuesto, el propósito del examen es probar nuestra preparación para el examen final – y la calificación final.

Mantenernos al día con nuestros estudios en clase es como la vida misma.  Si caemos detrás en el trabajo, tenemos que trabajar a tiempo doble para ponernos al día.  Por esta razón, a muchos les resulta difícil tomarse unas vacaciones de su trabajo.

Cuando se trata de la vida Cristiana, no hay vacaciones de nuestra vocación para ser virtuosos. Vivir nuestra fe, esperar en Dios y amarlo con todo nuestro corazón, alma y fuerza es la vida de un discípulo virtuoso del Señor.

Afortunadamente, tenemos a San Pablo y a otros escritores cristianos para darnos el empujo para mantenernos en el camino y recordar nuestro llamado cristiano mientras que estamos aquí en la tierra.

San Pablo dice: “no vivamos dormidos”, porque no sabemos el día en que debemos dar una cuenta impecable.  No sabemos cuándo seremos calificados por nuestro examen aquí en la tierra.

Sin embargo, no es como si el Señor no hubiera dado las respuestas a nuestro examen final.  Nuestra vida cristiana es un examen de libro abierto.  Nosotros no estamos en la oscuridad.  Somos “hijos de la luz y del día”.  Cualquiera que se esfuerce en el sentido Cristiano siempre está listo para la calificación final. El día del Señor no puede llegar a un Cristiano “por sorpresa, como un ladrón.”

Preguntas

    • ¿Estoy listo para mi calificación final?

Evangelio: 

Dios, el Creador ha confiado sus posesiones a las criaturas.  El Salvador ha confiado sus posesiones a los redimidos; cada uno de acuerdo a sus habilidades. En otras palabras, de una manera muy adaptada a la persona.

En tiempos antiguos, los talentos eran sumas valiosas de dinero, pero hoy entendemos talentos como habilidades y capacidades intelectuales dado a las personas.  Dios ha confiado estos talentos para darle gloria a Dios.

En nuestra parábola del Evangelio, el dueño desaparece y los sirvientes permanecen detrás con todos sus activos. Estos regalos son para producir algo a cambio.

El sirviente perezoso solo tiene ojos para el rigor del Señor, no su amable generosidad; él se confundió con contradicciones. “quieres cosechar lo que no has plantado; Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra.”

Por supuesto, si el servidor realmente viera el talento confiado a él como una medida de la severidad del hombre que se los dio, el sirviente debería haber trabajado aún más duro, sabiendo que el dueño volvería.

En la escuela, algunas clases pueden ser fáciles, mientras que otras pueden ser difícil.  En la vida, algunos dones de Dios son fáciles, mientras que otros pueden parecer cruces.  Nuestros talentos y regalos pueden ser bendiciones y maldiciones.  Lo qué hacemos con ellos antes que el Señor regresa, depende de nuestra voluntad de servir al Señor.

Preguntas

    • ¿Qué tendré que devolver a cambio cuando venga el Señor?
Tarea

Escribe una lista de tus talentos.  Considera los más fáciles, pero no te olvides de los que puedes mantener solamente con trabajo.

¿De qué manera has usado tus talentos para la Gloria de Dios y Su Reinado?

¿De qué manera estás usando tus talentos para servir al pueblo de Dios en la tierra?

Oración grupal

Padre amoroso, tú solo eres la fuente de todos regalos buenos.  Te alabamos por todos tus regalos, y te agradecemos por Tu generosidad.

 

Todo lo que tenemos, y todo lo que somos, viene de Ti. Ayúdanos a ser agradecidos y responsables.

 

Nos has llamado para seguir a tu hijo, Jesús, sin contar el costo.  Envíanos tu Espíritu Santo para darnos valor y sabiduría para ser fieles discípulos.

 

Nos comprometemos a ser buenos administradores. Ayúdenos a estar agradecidos, responsables, generosos y dispuestos a dar de vuelta con aumento.  Ayúdanos a hacer la mayordomía de Tus bienes una forma de vida.

Amén.

El líder guiará al grupo en la oración del Salmo 127.

Salmo

Respuesta: Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de su trabajo,
será dichoso, le irá bien.

R: Dichoso el que teme al Señor.

Su mujer como vida fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.

R: Dichoso el que teme al Señor.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor:
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida”.

R: Dichoso el que teme al Señor.

Concluir con un Padre Nuestro

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