16.o Domingo del Tiempo Ordinario
Oración

Padre Amoroso,

Nos das la bienvenida de estar en tu presencia y en tu casa eterna. Que celebremos tu invitación para estar en tu compañía. También te pedimos a venir y encontrar un lugar en nuestros corazones y vidas. Te pedimos esto por Nuestro Señor, Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Comentario

Primera Lectura: Génesis 18: 1-10

Durante las próximas 2 semanas, vamos a considerar el tema de la hospitalidad.

Comenzamos con un acto de hospitalidad en el libro de Génesis, donde Abraham y Sara reciben a los tres invitados misteriosos. Al desarrollarse la historia, empezamos a ver que los tres huéspedes son una manifestación de Dios.

Los primeros cristianos suponían que los tres visitantes eran las tres personas de la Santísima Trinidad. El icono famoso de Rublev muestra los tres invitados – idénticos en forma y tamaño – Como el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sin embargo, los tres huéspedes son recibidos con brazos abiertos por Abraham.
Al final de la historia de este domingo uno de los invitados dice, “Dentro de un año volveré sin falta a visitarte por estas fechas; para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo.” Ciertamente, cualquier acto de hospitalidad en parte de Abraham y Sara será recompensado por Dios a ciento. El regalo de Isaac y descendientes tan numerosos como las estrellas será su recompensa.

Pregunta

¿De qué manera eres hospitalario?

Segunda lectura: Colosenses 1: 24-28

Los tres invitados de Abraham y Sara eran misteriosos. Sin embargo, nuestro patriarca y matriarca dieron la bienvenida al misterio y se pusieron a servirles.
Recibiendo el misterio de Dios es un acto profundo de hospitalidad. San Pablo sabía esto muy bien cuando habló del misterio de Jesucristo. Instó a los Colosenses (unas personas Gentiles) que celebraran el misterio entre los Gentiles. A los Colosenses, les dice que el misterio es, Cristo en ti, la esperanza de gloria.”

El misterio de Dios en Cristo se ” ha mantenido oculto desde siglos y generaciones”, pero ahora esta revelado a aquellos que pueden aceptarlo. La Disposición a aceptar a Cristo como Dios en nuestras vidas requiere un acto de hospitalidad. Significa que pidamos al Señor que entre en nuestro corazón cada día.

Preguntas

¿Cómo recibes a Jesús en tu corazón?

Evangelio: Lucas 10: 38-42

Nuestro tema de la hospitalidad continúa con la famosa historia de Marta y María que dan la bienvenida a su amigo Jesús en su casa.

De hecho, Lucas informa que Marta es la que le dio la bienvenida. Este acto reflexivo de la hospitalidad naturalmente debe ser recompensado. (De hecho, si será cuando Jesús llama a su hermano Lázaro de la tumba.) Sin embargo, la recompensa parece ir a María, que ha escogido la mejor parte por sentarse a los pies del Señor y escuchar lo hablar.

Hospitalidad generalmente sigue dos formas; activo o pasivo. Si estamos ocupados preparando una comida para nuestros invitados (hospitalidad activa), o simplemente disfrutando de su compañía (hospitalidad pasiva), estamos siendo hospitalarios.
Por seguro, de cualquier modo que somos hospitalarios hacia Jesús, estaremos recompensados – en esta vida o en la próxima.

Pregunta

¿Qué recompensas reconoces en esta vida por haber recibido a Jesús en tu corazón?

La tarea de esta semana

Toma el tiempo de ser una Marta esta semana:
Asegúrate a estar preparada para recibir al Señor en la Celebración Dominical de la Eucaristía por vestirte para la ocasión, llegando temprano para prepararte mentalmente, y reflexionar sobre las lecturas antes de la Misa.

Toma el tiempo para ser una María esta semana:

Cálmate en tu cuarto o has una visita a la iglesia para pasar un tiempo tranquilo y contemplativo. Trata de tener una hora para descansar con tu Dios.

Oración del Grupo

El grupo canta o dice la siguiente canción de John Michael Talbot:

Abre mis ojos, Señor Ayúdame a ver Tu cara Abre mis ojos, Señor Ayúdame a ver

Abre mis oídos, Señor Ayúdame a escuchar Tu voz Abre mis oídos, Señor Ayúdame a escuchar

Abre mi corazón, Señor Ayúdame a amar como Tu Abre mi corazón, Señor Ayúdame a amar

Continúe con el Salmo 15

Salmo

Respuesta: ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

El hombre que procede honradamente y obra con justicia;

el que es sincero en sus palabras

y con su lengua a nadie desprestigia.

R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino;

quien no ve con aprecio a los malvados

pero honra a quienes temen al Altisimo.

R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

Quien presta sin usura

y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes.

Quienes vivan así

serán gratos a Dios eternamente.

R.  ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

Concluir con el PADRE NUESTRO

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