30.o Domingo del Tiempo Ordinario
Oración
Señor de la Cosecha,
Envía más hombres y mujeres al campo para anunciar el Evangelio, para atender a las necesidades espirituales y físicas de los pobres, y para fomentar un amor por Ti; especialmente a través la vida sacramental de Tu Iglesia. Amén.
Comentario
Primera Lectura: Eclesiástico 35: 12-14, 16-18
Al comenzar estas tres semanas de reflexión sobre estando consiente de las vocaciones, nos enfrentamos con la realidad que hay una gran pobreza en nuestro mundo. En este Domingo de la Misión Mundial, tomamos tiempo para reflexionar sobre nuestros sacerdotes, monjas, y fieles que se están dirigiendo a las necesidades físicas y espirituales de los pobres de nuestro mundo. Además, estamos llamados a reflexionar en consideración de nuestra llamada a ser misioneros en el mundo.
Nuestra Primera Lectura nos recuerda que nuestro Dios escucha el grito de los pobres. Dios escucha el clamor de ellos a través de Cristo y su Iglesia. Siendo Su Iglesia, respondemos al grito de los pobres extendiendo Su corazón lleno de amor a nuestros vecinos a través del mundo por nuestras oraciones y sacrificios.
Sirácide dice que “el Señor no tardará” en su respuesta al grito de los oprimidos. Por esta razón, nuestra Iglesia Católica apoya 1,111 diócesis de misión – la mayoría en África y Asia – donde los más pobres entre los pobres reciben una educación y atención de la salud, mientras que conocen el corazón amante de nuestro Señor a través de los misioneros.
La Buena Nueva proclamada por San Pablo durante toda su vida debe ser compartida hoy y sin tardar. En respuesta a nuestra llamada común a ser misioneros, hay que “competir bien” y “pelear la buena batalla.”
Pregunta
¿De qué manera estás respondiendo al llanto de los pobres?
Segunda lectura: 2 Timoteo 4: 6-8, 16-18
San Pablo era un misionero entusiástico. Hacia el final de su viaje misionero en la tierra, vio cómo competido bien, termino la carrera, y mantuvo la fe. En el modo en que el Señor no lo tardara en la respuesta al grito de los pobres (1ª lectura), Pablo No tardaría en su deseo de propagar el Evangelio.
Monjitas misioneras, sacerdotes y fieles laicos siguen luchando la buena batalla. Se enfrentan a muchas dificultades en las zonas devastadas por la guerra y tierras altamente empobrecidas en nuestro globo.
Afortunadamente, tienen nuestras oraciones y soporte financiero. En nuestras parroquias locales, colectamos dinero en el Domingo de La Misión Mundial para dar ayuda a nuestros misioneros en la línea del frente.
El esfuerzo misionero de la Iglesia pertenece a toda la gente de Dios. Santa Teresa de Lisieux, co-patrona de los misioneros, dijo, “Algunos dan en siendo caminantes a las misiones, otros van en dando a las misiones. Sin ambos, no hay misiones.”
Pregunta
¿Cómo estás preparado para ser un misionero aquí en casa?
Evangelio: Lucas 18: 9-14
“El Señor escucha el grito de los pobres”, dice el salmista. Nuestro Evangelio reconoce la pobreza espiritual y la pobreza física. En la parábola de Jesús, el grito del publicano pecador es oído por el Señor, mientras que la palabras del fariseo, proclamándose justo son despedidos.
El Domingo de la Misión Mundial nos recuerda que nuestros esfuerzos misioneros incluyen el anuncio del Evangelio a toda la gente de Dios. En esta era de “la Nueva Evangelización,” no sólo predicamos a los cuatro rincones de la Tierra. Extendemos la Buena Nueva a los que viven a un lado de nosotros.
Los esfuerzos misioneros de nuestra Iglesia deben tocar a los corazones de los pecadores entre nosotros; especialmente los pecadores que no pueden reconocer su propio pecado. Algunos de los más pobres en nuestro planeta viven en los países del primer mundo. Preocupados con esfuerzos sin sentido, muchas almas están desperdiciando sus vidas. No están fijando sus mentes en lo que podría ser una hermosa relación con Dios.
La pobreza está por todas partes. En este Domingo de La Misión Mundial, el Señor nos pide a todos a redoblar nuestros esfuerzos para propagar su Evangelio y sin tardar.
Pregunta
¿Dónde están los pobres en tu vida?
La tarea de esta semana
En 1926, el Papa Pío XI instituyó El Domingo de La Misión Mundial. Él pidió oración, animación, celebración, y las ofrendas para las Misiones. Su preocupación era generar un sentido de responsabilidad en las personas de apoyar a las Misiones alrededor del mundo. La primera conmemoración estaba en 1927 y el Papa pidió que se observara en todas las diócesis, parroquias, e institutos. La colección en el Domingo de la Misión Mundial este fin de semana es para la Sociedad de la Propagación de la Fe, que dispone el apoyo para el trabajo y testigo de los sacerdotes, religiosos y líderes laicos pastorales en iglesias de la misión. Un trabajo que da vida y llena de esperanza.
Oración del Grupo
El grupo ofrece la siguiente a través de la intercesión de San Francisco Javier, patrón de las misiones:
Señor Dios, por la predicación de San Francisco Xavier atrajiste a muchas naciones a ti mismo. Da su entusiasmo por la fe a todos que creen en ti, para que Tu Iglesia regocije en su crecimiento continuo a lo largo del mundo. Que esta oración nos llene con el mismo amor que inspiró a Francisco Xavier para trabajar por la salvación de todos. Ayúdanos a vivir nuestra Vocación Cristiana y heredar la promesa de la vida eterna. Te pedimos esto en el nombre de Jesús, Nuestro Señor. Amén.
Continúe con el Salmo 34.
Salmo
Respuesta: El Señor no está lejos de sus fieles
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
R: El Señor no está lejos de sus fieles
En contra del malvado está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo.
Escucha, en cambio, al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas.
R: El Señor no está lejos de sus fieles
El Señor no está lejos de sus fieles
y levanta a las almas abatidas.
Salve el Señor la vida de sus siervos.
No morirán quienes en él esperan.
R: El Señor no está lejos de sus fieles
Concluir con el PADRE NUESTRO
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