6.o Domingo del Tiempo Ordinario
Oración

Padre amoroso,

Ayúdanos a poner nuestra confianza en ti. Que aceptemos nuestra fe en ti, pongamos toda nuestra esperanza en ti, y encontremos la plenitud de amor en ti. Concede esto a través de Cristo nuestro Señor.

Amén.

Comentario

Primera Lectura: Jeremías 17: 5-8

Nuestra primera lectura para este sexto domingo del tiempo ordinario nos lleva directamente al punto de esta serie de tres partes. ¡CONFIANZA! ¿En quién confiamos? ¿Confiamos meramente en nuestros esfuerzos humanos, o confiamos en Dios? Más importante, ¿confiamos en Jesús?

Si tuviéramos que examinar solo la virtud de la fe, podríamos enfocarnos fácilmente en asuntos de creencia. Creo que Dios es Padre Todopoderoso. Creo que Jesús es el Señor. Creo que el Espíritu Santo nos fue dado en Pentecostés. ¡Maravilloso! ¿Pero, crees que Dios es mi Padre, Jesús es mi Señor, El Espíritu Santo es mi Abogado?

En algun momento de mi vida, se espera que dé un verdadero salto de fe y confíe en Dios. El profeta Jeremías dice: “Bendito el hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza.” Esa palabra “esperanza” debe llamar nuestra atención. Como la Fe, La Esperanza es una de las tres Virtudes Cardinales. En un modo profético, Jeremías une las dos virtudes de la fe y la esperanza con la palabra, Confianza. ¿Cómo podemos tener fe en el Señor, a menos que esperemos en Él? La confianza reúne a estas dos virtudes juntas hermosamente.

Pregunta

En una escala del 1 a 10, ¿Como calificaria mi confianza en el Señor?

Segunda lectura: 1 Corintios 15:12, 16-20

Nuestra segunda lectura desafía al Cristiano a confiar en el Señor y en una brillante promesa de una vida con Dios en el cielo.

Lamentablemente, hay muchos que pierden de vista esta recompensa prometida. Comienzan a dudar del poder de Jesús y en su Resurrección y esta duda lleva a muchos hacia la desesperación.

Incluso aquellos que habían pasado años en la Misa pueden encontrarse en su lecho de muerte pidiendo seguridad a sus sacerdotes y seres queridos que hay un cielo esperándolos. ¡Esta es la verdadera oscuridad!

San Pablo anima a los Corintios a confiar en el Cristo Resucitado y en la vida eterna. La muerte viene a todos nosotros. Pero el cielo está listo para los que practican su fe (Su Confianza) en el Señor.

Para aquellos que practican tal fe, esperan en su propia resurrección de entre los muertos, y su esperanza no es en vano.

Preguntas

Cuando proclamamos nuestro Credo, decimos: “Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna”.

¿En una escala del 1 al 10, con qué firmeza confío en este artículo de fe?

Evangelio: Lucas 6: 17, 20-26

Practicar nuestra confianza en el Señor requiere una regla de vida (un conjunto de leyes y preceptos) para guiarnos en el viaje. Nuestro Salmo hoy dice que debemos “gozar en cumplir sus mandamientos”.

Gozar es una buena palabra. Nos mueve de un sentido de obediencia ciega al Señor a un amor por el Señor y Sus enseñanzas. Es una palabra de fe que es relacional. Gozar en (amar) al Señor y sus ordenes es cumplir la tercera Virtud Cardinal. Al final, hay fe, esperanza y amor, y ¡El mayor de estos es el amor!

En el evangelio de hoy, Jesús nos ofrece una regla de la vida. A diferencia de los Diez Mandamientos dados en una montaña remota, Jesús baja con sus apóstoles y se para “en un llano.” Se para a nuestro nivel y, en este nivel de juego, Él ofrece bendiciones y aflicciones.

Primeramente, a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran, y al odiado, le ofrece bendiciones. Luego, a los ricos, los llenos, los que se ríen, y de los que otros hablan bien, Jesús ofrece aflicciones.

El punto, por supuesto, es la confianza. ¿Confío en mi riqueza y en lo que piensan los demás de mí? O, ¿confío solo en el Señor?

Pregunta

¿De qué manera practico mi fe y confianza en el Señor?

La tarea de esta semana

Escribe tu lista de hábitos espirituales diarios (oraciones de la mañana, adoración, rosario, dándole comida a los pobres, etc). Estos son elementos de tu regla de vida personal.

¿De qué manera mantienes esta regla de vida?

¿Te deleitas en ello?

¿Te ha hecho una persona más fiel, de más esperanza y más amorosa para el Señor?

Oración del Grupo

Todos recitan juntos estas palabras de San Alfonso Liguori:

“Aquellos cuyos corazones se ensanchan por la confianza en Dios corren rápidamente en el camino a la perfección. No solo corren, vuelan; porque, habiendo puesto toda su esperanza en El Señor, ya no son débiles como una vez fueron. Se hacen fuertes con el la fuerza de Dios, que se da a todos los que ponen su confianza en Él.”

Continúe con el Salmo 1.

Salmo

Respuesta: Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios,

que no anda en malos pasos ni se burla del bueno,

que ama la ley de Dios

y se goza en cumplir sus mandamientos

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Es como un árbol plantado junto al río,

que da fruto a su tiempo

y nunca se marchita.

En todo tendrá éxito.

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.

En cambio los malvados

serán como la paja barrida por el viento.

Porque el Señor protege el camino del justo

y al malo sus caminos acaban por perderlo.

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Concluir con el PADRE NUESTRO

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