8º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Oración 

Padre amoroso,
Ayúdanos a poner nuestra confianza en ti. Que aceptemos nuestra fe en ti, pongamos toda nuestra esperanza en ti, y encontremos la plenitud de amor en ti. Concede esto a través de Cristo nuestro Señor.
Amén.

Comentario

 1ª Lectura: Sirácides 27: 4-7

Nuestras lecturas de hoy están llenas de proverbios y dichos sabios. Estas palabras nos ayudan a enfocarnos en lo que es correcto y bueno.

Sirácides, por ejemplo, fue escrito como un plan de lección para seguidores jóvenes de la fe. Ofreció lecciones aprendidas de los sabios y de los ancianos. El joven estudiante sabio estudiaría estas palabras e intentaría aplicarlas a su vida.

Tenemos, en nuestra primera lectura, una muestra de un gran número de proverbios ofrecidos en Sirácides.

En este muestreo, Sirácides aconseja al que esta leyendo que confíe en una persona por el fruto que da. El consejo anima al alumno a escuchar a una persona, oyendo a lo que dice antes de seguir sus modos de ser.

Podemos aprender muchísimo sobre una persona cuando tomamos el tiempo para escucharlos hablar. Después de un tiempo, empezamos a confiar o desconfiar de sus modos de ser.

Al poner nuestra confianza en Jesús, sabemos que sus palabras son la verdad. ¡En efecto! ¡Él es la palabra de la verdad! En él, ponemos nuestra confianza

Pregunta

¿Quién es una persona confiable en tu vida? ¿Por qué?

2ª Lectura: 1 Corintios 15: 54-58

La carta de San Pablo a los Corintios es una continuación de la última lectura de la semana sobre la creencia en la resurrección y la promesa brillante que nos espera a todos.

En este pasaje, Pablo da una pequeña descripción de lo que pasará cuando cerramos los ojos a esta vida y Cristo vuelve a llevarnos a sí mismo. Lo corruptible se vestirá de la incorruptibilidad y lo mortal se vestirá con la inmortalidad.
Este dicho fue muy difícil de aceptar para muchos. Pero, a los que lo habían aceptado, San Pablo los alentó a permanecer firmes en su confianza en el Señor.

Recordó a los Corintios que habían aceptado las Buenas Nuevas en la fe y que su fe no debe vacilar. Él los desafió a poner su confianza en el Señor y les aseguró que su confianza no fue en vano.

Pregunta

¿Confías en el artículo de nuestro Credo de que creemos en la resurrección de la carne y en la vida eterna?

Evangelio: Lucas 6: 39-45

La Iglesia une maravillosamente las palabras de Sirácides con el Evangelio de hoy. Jesús dice:
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón …  pues la boca habla de lo que está lleno el corazón
Hay muchos que son rápidos para hablar, pero Dios sabe el contenido de sus corazones. Antes de colocar nuestra confianza en otro, deberíamos dejarlos hablar. Que sigan hablando. Después de un rato, verás patrones en sus palabras. Después de un tiempo tu serás capaz de discernir sus corazones.

Por supuesto, vertiendo sobre el Nuevo Testamento, oímos hablar al Señor y nunca lo oímos contradecirse él mismo.
Por ejemplo, Jesús nos dice que no juzguemos. “Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano.” Jesús no diría estas palabras, a menos que él mismo no perdonó. Pero, sí lo hizo. Dijo en la Cruz, “Perdónalos Padre ….” Confiamos en Jesús, sobre todo, porque sus palabras son verdaderas y siempre consistentes.

Pregunta: 

¿Por qué has puesto tu confianza en Jesús?

La Tarea de esta Semana:  

Esta semana, comenzamos la temporada de Cuaresma. Haz un intento de encontrar un amigo y traerlo al miércoles de ceniza, a un servicio de reconciliación de Cuaresma, a la Misa, o a una reunión de Cristo en Nuestro Barrio. Si ya tienes un grupo, invita a otros y luego divide el grupo más grande en dos.
¡Ten una Cuaresma bendita!

Oración del Grupo

Ofrece esta pequeña oración de CONFIANZA de Santa Faustina Kowalska:
Jesús, confío en ti. Jesús, confío en ti. Jesús, confío en ti.
(El grupo también puede decidir rezar toda la Coronilla de la Divina Misericordia)

La oración continue con el Salmo 91.

Salmo

Respuesta: ¡Qué bueno es darte gracias, Señor!

¡Qué bueno es darte gracias,

Dios altísimo, y celebrar tu nombre,

pregonando tu amor cada mañana y tu fidelidad,

todas las noches!

R: ¡Qué bueno es darte gracias, Señor!

Los justos crecerán como las palmas,

como los cedros en los altos montes;

plantados en la casa del Señor,

en medio de sus atrios darán flores.

R: ¡Qué bueno es darte gracias, Señor!

Seguirán dando fruto en su vejez,

frondosos y lozanos como jóvenes,

para anunciar que en Dios, mi protector,

ni maldad ni injusticia se conocen.

R: ¡Qué bueno es darte gracias, Señor!

Concluir con el Padre Nuestro