4.o Domingo de Cuaresma
Oración
Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida más cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Comentario
Primera Lectura: Jos 5:9a,10-12
El libro de Josué cuenta la historia de los israelitas que fueron llevados desde el desierto a la tierra prometida. Con Dios como su Rey y Josué como su guía, los israelitas cruzaron el río Jordán, el día catorce del mes de Nissan. Este suceso ocurre en el mismo mes exactamente cuarenta años después de la Pascua.
De hecho, al igual que las aguas se separaron para dejar pasar a los israelitas por el Mar Rojo, las aguas se separaron para Josué y el pueblo de Israel en el Jordán. Así pues, la celebración de la Pascua en la lectura de hoy es un recuerdo de la Pascua en los días de Moisés.
Los israelitas deberían de haber pasado por el Jordán cuarenta años antes (durante la Pascua original), pero eran demasiado miedosos para entrar a la tierra prometida. Por lo tanto, Dios permitió que vagaran durante cuarenta años en el desierto por no haber confiado en él.
Después de un largo período de cuarenta años de penitencia, los israelitas finalmente cruzan a la tierra de Canaán, y renuevan su compromiso con Dios en la cena de Pascua. El pueblo de Dios estaba finalmente en casa y tenían motivos para estar alegres.
Pregunta
¿Alguna vez has recibido una penitencia causó que regocijaras en el Señor?
Segunda lectura: 2 Cor 5:17-21
La primera lectura nos habla de las personas que han encontrado su verdadero hogar en la tierra prometida.
En esta segunda lectura, San Pablo nos recuerda que estamos en la tierra de Dios – el Reino de Dios.
Aquellos de nosotros que vivimos en Cristo nos hemos convertido en una nueva creación y habitamos en un mundo nuevo. No tenemos que vivir en un mundo que pasa. No tenemos que vivir en un mundo que nos lleva a los placeres simples y temporales. ¡Somos parte de un mundo eterno con eterno placer y alegría!
Por lo tanto, Pablo nos recuerda que hemos de ser embajadores de Cristo. Estamos, como el mismo Cristo, en este mundo, pero no somos de este mundo. Tenemos nuestra residencia aquí, pero nuestro verdadero hogar está en Cristo y en su Reino.
Esto significa que no vamos a volver al viejo mundo del pecado. Más bien, debemos reconciliarnos con Dios y recordar el verdadero hogar que se nos ha dado. Así como los israelitas no tenían ninguna intención de vagar por el desierto cuarenta años, nosotros no deberíamos querer regresar a nuestra vagancia en el pecado.
Si nos encontramos a nosotros mismos deseando nuestra vieja forma de vida, tenemos que escuchar el llamado de Cristo: “¡Regresa a mí! ¡Regocija en mí!”
Preguntas
¿Como has sido embajador del Reino de Dios? ¿De que forma compartes la alegría de tener una vida nueva en Cristo?
Evangelio: Lucas 15:1-3, 11-32
Sólo en el Evangelio de Lucas encontramos esta parábola del Hijo Pródigo. Lucas quiso describir la enorme paciencia de Dios quien nos espera para que
volvamos a el.
La historia parece difícil de aceptar.
¿Cómo puede un padre, ser tan paciente con un hijo que no tiene ningún deseo de ser fiel? Pero, por eso adoramos a Dios. A pesar de que nos falta avanzar en nuestra fidelidad a Dios, el Señor es siempre fiel a su pueblo. Por ello, sólo podemos estar agradecidos.
Al igual que el hijo en este Evangelio, o las personas que vagaban por el desierto durante cuarenta años, puede que tengamos que vagar en nuestros pecados y diseños propios. Y, en nuestra vagancia, puede que nos demos cuenta que nuestros propios planes y diseños son defectuosos y el diseño de Dios es perfecto.
¡Dios es perfecto y Dios es paciente! Él nos espera para que entremos en razón y volvamos a él. Los israelitas celebran la Pascua después de finalmente volver a casa. El hijo celebra su regreso con su padre. Estamos llamados a celebrar con Dios cuando nos reconciliemos con él
El Señor nos llama: ¡Vuelve a mí! ¡Alégrate en mí!
Pregunta
¿Alguna vez has tenido una experiencia como la del hijo pródigo? ¿Qué te hizo regresar a Dios incondicionalmente?
La tarea de esta semana
Haz una lista de gente que conozcas que se haya alejado de la Iglesia Católica. Ofrece una oración por ellos y pídele al Señor que les ayude a encontrar su camino de regreso al Señor. Quizás puedas invitar a alguna de estas personas a nuestro servicio de Reconciliación.. Invítalos a venir el Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo, o Domingo de Resurrección.
Oración del Grupo
Marzo es el mes de San Patricio. El líder del grupo invita al grupo a recitar esta oración. Se puede poner una vela encendida en la mesa mientras se reza la oración.
Cristo conmigo, Cristo ante mí, Cristo tras de mí,
Cristo en mí, Cristo bajo mí, Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento,
Cristo cuando me levanto, Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me escucha.
El grupo reza la siguiente oración:
Continúe con el Salmo 123.
Salmo
Respuesta: Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren.
R. Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores.
R. Gusten y vean qué bueno es el Señor.
El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian!
R. Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Concluir con el PADRE NUESTRO
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