3.o Domingo de Pascua
Oración

Padre amoroso,

Abre nuestros ojos para ver a su hijo que resucito y abrió para nosotros la promesa brillante de la inmortalidad. Que seamos testigos al testimonio de su vida, muerte y resurrección en este Tiempo de Pascua y durante toda nuestra vida. Concede esto por Cristo nuestro Señor. Amén.

Comentario

Primera Lectura: Hechos 5: 27-32, 40-41

La palabra “apóstol” significa “alguien que es enviado”. Los Apóstoles del Señor resucitado eran enviados a anunciar el cumplimiento del Reino de Dios en el nombre de Jesús.

Como Jesús fue llevado ante el Sanedrín, los Apóstoles Ahora son arrastrados antes del jefe de los sacerdotes y el tribunal. Ellos están ordenados a que dejaran de enseñar en nombre de Jesús. Por supuesto, Pedro y sus hermanos no pueden cumplir. “Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres”, dice Pedro. Añada: “Somos testigos de todo esto” (es decir, las apariciones del Señor resucitado y el poder del Espíritu Santo entre ellos).

La vieja canción Cuáquera, “¿Cómo puedo dejar de cantar” suena a verdad en los corazones y las vidas de los Apóstoles. A causa de lo que han visto, no pueden evitar el canto y las alabanzas al Señor.

La canción de Cristo se ha cantado por más de dos mil años. Es un canto que resuena a través de las edades y descansa en los corazones de innumerables hasta hoy en día.

Pregunta

¿Está usted contado entre los que cantan las alabanzas de Jesús?

Segunda lectura: Apocalipsis 5: 11-14

La visión de Juan en el Libro de Revelación tiene muchos ángeles, criaturas, y ancianos que rodean el trono celestial dando gloria a Dios y al Cordero (Jesús).

Desde el siglo segundo, la tradición dice que los “Cuatro vivientes” en esta lectura son los evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas, y Juan.

Aparecen como un león (Marcos), un buey (Lucas), un hombre con alas (Mateo), y un águila (Juan).

Aunque no hay evidencia bíblica que conecta estas criaturas con los evangelistas, podemos apreciar la conexión simbólica.

No hay duda de que los cuatro Evangelios han glorificado al Señor resucitado por toda la era cristiana. Estos Evangelios comparten el nacimiento, la vida, la misión, la muerte y resurrección de Jesucristo. Sin estos Evangelios, el resto de la Biblia se quedaría corto. Por esta razón la Iglesia se pone de pie cuando el Libro de Los Evangelios está cargado y por qué cantamos “Aleluya” cuando se proclaman.

Estos Evangelios son legítimamente honrados dentro de nuestra Iglesia y sin duda tienen un lugar en el trono de Dios.

Preguntas

¿Cómo te inspiran los Evangelios?

Evangelio: Juan 21: 1-19

¿Cuál es el significado de los 153 peces capturados por los Apóstoles? Es difícil especular, pero San Jerónimo supone se refiere al número de especies de peces en el Mar de Tiberio (Mar de Galilea). Sea o no sea que esta teoría tenga mérito, el punto es que la captura era grande. El milagro más grande ocurre cuando descubren que, “Aunque eran tantos, la red no se rompió”.

Los discípulos ya habían visto al Señor resucitado. Esta vez, en contrasto a las apariciones anteriores del Señor, Jesús hace algo espectacular. Come con su Apóstoles o, al menos físicamente les da la comida. (Vemos en el Hechos 1: 4 que Jesús de hecho come con ellos.) Como si ellos (y nosotros) necesitan más confirmación de que él ha resucitado físicamente, el consumir de comida por el Señor es maravilloso.

La pesca milagrosa de los peces y el compartir de una comida con el Señor, preparó el escenario para el acto final de este pasaje de Juan. Aquí, Jesús ahora espera que Pedro alimentara a los corderos y las ovejas. Este mensaje es para todos de los Apóstoles y para cada uno de nosotros. Por ejemplo, cuando nos hemos reunido (como peces en una red) en la Misa para escuchar la Palabra de Dios y después partimos el pan (como hicieron los Apóstoles), somos enviados de Misa para atender a las ovejas del Señor (familia, amigos, compañeros de trabajo).

Pregunta

¿Cuando sale usted al mundo cada día y encuentra a gente, recuerda que son sus corderos? Cómo los atiende?

La tarea de esta semana

En esta Pascua, procura rezar por una persona que haya estado alejada de la Iglesia y, después de orar, invítale a una Misa en domingo y a desayuno.

Oración del Grupo

El líder, usando las palabras de Jesús, pregunta a cada miembro lo siguiente tres veces:

“(Nombre) ¿me amas?”

El miembro responde:

“Sabes que te amo.”

El líder dirá entonces a el miembro:

“Apacienta mis ovejas”.

Continúe con el Salmo 30.

Salmo

Respuesta: Te alabaré, Señor, porque me has rescatado.

Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos.

Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste.

R. Te alabaré, Señor, porque me has rescatado.

Alaban al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre,

porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida.

El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el jubilo.

R. Te alabaré, Señor, porque me has rescatado.

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda.

Convertiste mu duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente.

R. Te alabaré, Señor, porque me has rescatado.

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