25.o Domingo del Tiempo Ordinario
Oración

Señor Jesucristo,
Tú eres el Príncipe de la Paz. Que tu reinado pacifico reine en nuestros corazones. Que tu Reinado de Paz entre en nuestro mundo ahora. Ven, Señor Jesús!
Amén.

Comentario

Primera Lectura: Amós 8: 4-7

La semana pasada, vimos cómo los corazones implacables pueden conducir a la violencia y la muerte, mientras que un corazón que perdona conduce al amor y la vida.

Si la semana pasada se centró en el poder de perdón, esta semana nos centramos en el poder de dar. “Dando hasta que duela”, como dijo la Santa Madre Teresa, es la respuesta apropiada para el que está llamado a ser un administrador de la vida.

En nuestra primera lectura, el profeta Amós nos muestra el ira de Dios hacia los que son capaz de engañar a los pobres y humildes. Aquí tenemos un ejemplo de los que no son administradores de la vida. Para aquellos “obligan a los pobres a venderse; por un par de sandalias los compran” el Señor dice “No olvidaré jamás ninguna de estas acciones”.

Cuando las personas no reciben un salario justo por su trabajo, cuando la sociedad no se preocupa por los que tienen problemas mentales viviendo en la calle, cuando descuidamos de los que viven en países del tercer mundo, hay una gran injusticia y Dios toma cuenta. Como administradores Cristianos de la vida, tenemos que tomar una cuenta de nosotros mismos y preguntar: “¿Qué he hecho para los pobres últimamente?” Antes de hacer esto, quizá tendremos que considerar la pregunta siguiente.

Pregunta

¿Quiénes son los pobres y humildes en mi vida?

Segunda lectura: 1 Timoteo 2: 1-8

Una vez alguien le pregunto a Santa Madre Teresa sobre su servicio a los pobres en la India: “Cuando la pobreza está en todas partes, ¿dónde empiezas?” Su respuesta fue: “Comienzo con la persona que está a mi lado.”
Además de servir a los pobres de nosotros mismos, San Pablo nos ofrece otra forma con el fin de atender las necesidades de nuestro mundo. En nuestra Segunda lectura, nos dice que, “ante todo se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás autoridades.” Ciertamente, se nos pide que oremos por aquellos que tienen el poder de promulgar leyes para aliviar la pobreza.
Curiosamente, sin embargo, Pablo urge a los que están leyendo que den gracias a Dios por los reyes y autoridades. Podría Pablo realmente ofrecer gracias a Dios por César y los que han conquistado los pobres y los débiles?

Tal vez Pablo está mirando a la oficina, en lugar de la persona. Si la oficina es del rey, el papa, o el presidente, la oficina ofrece una oportunidad para que los administradores de la vida se acerquen y pregunten qué se puede hacer para cambiar la faz del mundo.

Pregunta

¿Le agradeces a Dios por las oficinas del gobierno que tienen el poder de efectuar el cambio?

Evangelio: Lucas 16: 1-13

Es curioso que el Señor dé alabanza al administrador deshonesto en nuestro Evangelio de hoy. Sin embargo, el elogio no es por su falta de honradez tanto como es por su capacidad de “pensar fuera de la caja.”

Al mirar hacia el reto de la pobreza en nuestras vidas, hay una tendencia a perder la esperanza. Sin embargo, como administradores Cristianos de la vida, se nos pide que pensemos fuera de la caja para cambiar nuestro mundo. Podemos hacer esto cuando tratamos de hallar soluciones a las pequeñas injusticias dentro de nuestros propios barrios o ciudades, o grandes injusticias dentro de los Estados y nuestro país.

Tomando posiciones políticas para los pobres a través de esfuerzos para su apoyo en nuestra vecindad, informándonos acerca de las leyes propuestas de nuestro estado y región, y dando nuestro voto son maneras obvias para ayudar a cambiar nuestro mundo para lo mejor.

Cuando pensamos fuera de la caja, también hay que pensar dentro de la caja. Como leímos antes, Santa Madre Teresa alivió a la pobreza mundial comenzando con la persona al lado de ella. En un esfuerzo por ayudar a los pobres en nuestro mundo, podemos faltar de ver a los pobres dentro de nuestros propios barrios o familias.

Preguntas

¿Al tratar con los problemas relacionados con los pobres, como estás pensando fuera de la caja? ¿Cómo estás pensando dentro de la caja?

La tarea de esta semana

¿Tiene su parroquia un alcance a los pobres en su barrio? ¿De qué manera debería de ayudar usted? Tómese su tiempo esta semana y reflexione sobre estas preguntas.

Oración del Grupo

El grupo ofrece la siguiente oración de Santa Madre Teresa:

¿Quién es Jesús para mí?
Jesús es la Palabra hecha carne. Jesús es el pan de vida.
Jesús es la víctima ofrecida por nuestros pecados en la cruz.
Jesús es el sacrificio de la Santa Misa por los pecados del mundo y los míos.
Jesús es la Palabra – para ser hablada. Jesús es la verdad – para ser proclamada. Jesús es el Camino – para ser caminado. Jesús es la luz – para ser iluminado Jesús es la vida – para ser amado.
Jesús es la alegría – para ser compartida. Jesús es el sacrificio – para ser dado.
Jesús es el pan de vida – para ser comido. Jesús es el hambriento – para ser alimentado. Jesús es el sediento – para ser saciado.
Jesús es el desnudo – para ser revestido.
Jesús es el que no tiene hogar – para darle hogar. Jesús es el enfermo – para curarlo.
Jesús es el solitario – parar ser amado. Jesús es el no deseado – para ser querido. Jesús es el Leproso – para lavar sus heridas.
Jesús es el mendigo – para darle una sonrisa. Jesús es el borracho – para escucharlo.
Jesús es el más pequeño – para abrazarlo. Jesús es el mudo – para hablarle.
Jesús es el lisiado – para caminar con él. Jesús es el drogadicto – para ser su amigo.
Jesús es la Prostituta – para quitarla del peligro y ofrecerle amistad.
Jesús es el prisionero – para ser visitado. Jesús es el Viejo – para ser servido.
Para mí Jesús es mi Dios, Jesús es mi Esposo, Jesús es mi vida,
Jesús es mi único amor, Jesús es mi todo en todo, Jesús es mi todo.
Amén.

Concluir con el PADRE NUESTRO

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