El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi)
Oración

Señor Dios Todopoderoso, usted es el Padre de toda la creación. Usted nos dio Su único Hijo, nuestro Redentor. Usted nos ha hecho santos a través del don del Espíritu Santo. ¿Cómo podemos regresarle algo por todo lo que ha hecho por nosotros? Solamente Podemos levantar la Copa de la Salvación, su Hijo, y darle Gracias. Amén.

Comentario

Primera Lectura: Génesis 14: 18-20

Hoy en día, la Iglesia nos invita a celebrar el Misterio y el propósito de nuestra reunión en la mesa del Señor. Cada año, estamos llamados a redescubrir la belleza del Corpus Cristi – el Cuerpo de Cristo.

Este año, las lecturas y el Evangelio también nos llaman a discernir cómo estamos relacionados a los dones que recibimos en la mesa del Señor.

Nuestra 1ª Lectura y el Salmo Responsorial, por ejemplo, nos invitan a ver que todos disfrutamos de una participación en el sacerdocio de Jesucristo, en acuerdo con la línea de Melquisedec. En el Libro de Hebreos del Nuevo Testamento, leemos que Jesucristo es de la línea del rey Melquisedec (Hebreos 7: 13-17), quien – según Génesis – ofreció pan y vino y una bendición para Abrahán. Hebreos mantiene que el sacerdocio de Melquisedec es más que la de Aaron y del sacerdocio levita en el tiempo de Moisés.

Por la virtud de nuestro bautismo, todos somos miembros del sacerdocio de Jesucristo. Como pueblo sacerdotal, juntos con el ministro ordenado de sacerdotes de nuestra Iglesia, nos reunimos y – en la línea de Melquisedec – ofrecemos la Bendición Eucarística de Jesucristo en la forma de pan y vino a Dios nuestro Padre celestial.

Pregunta

¿Qué significa para usted tener una participación en el sacerdocio de Cristo?

Segunda lectura: 1 Corintios 11: 23-26

Además de nuestra vida sacerdotal en Cristo, también compartimos en la Naturaleza profética de Cristo.

Esto quiere decir, que estamos llamados a profesar y anunciar a Cristo en todo lo que hacemos.

San Pablo comparte con nosotros su vocación profética en Cristo con las palabras: “Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido.” Con estas palabras, vemos a Pablo transmitiendo a la generación siguiente lo que fue transmitido a él. Entendemos por esto que un profeta efectivo de Cristo nunca retiene lo que él/ella ha recibido. Los Profetas Cristianos transmiten lo que Dios les ha revelado a través de la Escritura y la Tradición de nuestra Iglesia.

La forma más eficaz para transmitir la fe es a través de nuestra participación en la Santa Eucaristía. Cada vez que nos reunimos alrededor de la mesa del Señor, continuamos a compartir lo que se ha transmitido a nosotros. De una generación a la siguiente, la

Iglesia ha seguido partiendo y compartiendo el Cuerpo de Cristo. Participando en la naturaleza profética de Cristo es tan simple como reuniéndonos todos los domingos en la Misa, “Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.”

Pregunta

¿Qué significa para usted compartir en la naturaleza profética de Cristo?

Evangelio: Lucas 9: 11-17

Además de nuestra participación en el Sacerdotal y la naturaleza Profética de Cristo, también compartimos en Su Reinado. Que no sea confundido con un rey que manda despóticamente sobre los demás, Jesucristo es un Rey-Sirviente o un Rey-Pastor que les da de comer a su rebaño.

Ciertamente, leyendo nuestro Evangelio, podemos ver nuestro Rey-Pastor trabajando. En una forma milagrosa, Jesús fue capaz de alimentar a la multitud de cinco mil hombres con sólo cinco piezas de pan y dos peces. Además, sobraban suficientes fragmentos. En otras palabras, hay bastante de milagro del Señor para todos.

Sin embargo, hay algo más profundo aquí. Nuestro Rey-Pastor espera que los Doce Apóstoles hagan lo que el haría. Él les dice: “Denles ustedes de comer”. El espera que ellos compartan en su vida como un sirviente o Rey-Pastor. A llevar a casa este punto, los fragmentos sobrantes llenan doce canastos; cada uno para que uno de los doce apóstoles compartiera con otros.

Pregunta

¿Qué significa para usted compartir en la naturaleza Real de Cristo?

La tarea de esta semana

¡Qué manera perfecta para compartir en la misión Real de Cristo!

Oración del Grupo

Rezar la Letanía de la Preciosísima Sangre de Cristo:

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, el Padre en el Cielo, ten piedad de nosotros.

Dios, el Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Dios, el Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

Sangre de Cristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre, sálvanos. Sangre de Cristo, Palabra encarnada de Dios, sálvanos.

Sangre de Cristo, del Nuevo Testamento, sálvanos.

Sangre de Cristo, cayendo sobre la tierra en el Agonía, sálvanos. Sangre de Cristo, derramada profusamente en la Flagelación, sálvanos.

Sangre de Cristo, que brota de la Coronación con las Espinas, sálvanos.

Sangre de Cristo, derramada en la Cruz, sálvanos. Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación, sálvanos. Sangre de Cristo, sin el cual no hay perdón, sálvanos.

Sangre de Cristo, refresco eucarístico de las almas, sálvanos. Sangre de Cristo, río de la misericordia, sálvanos.

Sangre de Cristo, vencedor sobre los demonios, sálvanos. Sangre de Cristo, valor de los mártires, sálvanos.

Sangre de Cristo, fuerza de los confesores, sálvanos. Sangre de Cristo, trayendo vírgenes, sálvanos.

Sangre de Cristo, ayuda de aquellos en peligro, sálvanos. Sangre de Cristo, alivio de los agobiados, sálvanos.

Sangre de Cristo, consuelo en la tristeza, sálvanos. Sangre de Cristo, esperanza del penitente, sálvanos. Sangre de Cristo, consuelo de los moribundos, sálvanos.

Sangre de Cristo, la paz y la ternura de los corazones, sálvanos. Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna, sálvanos.

Sangre de Cristo, liberando almas del Purgatorio, sálvanos. Sangre de Cristo, más digno de toda gloria y honor, sálvanos.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

Oremos: Dios omnipotente y Eterno, tú has fijado a Tu Hijo único para ser Redentor del mundo, y ordenaste ser

apaciguado por Su Sangre, concede, te pedimos, que dignamente adoremos este precio de nuestra salvación, y por medio de su poder ser salvaguardados de los males de la vida presente, de manera que podamos regocijarnos en sus frutos siempre en el cielo. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

Concluir con el PADRE NUESTRO

Utilizar con autorización. Todos los derechos reservados. Cristo en Nuestro Barrio es un programa de Escritura diseñado por El Obispo John Dolan de la Diócesis de Phoenix.