Presentación del Señor
Oración
Padre amoroso, gracias por enviar a Tu Hijo para redimirnos y salvarnos del pecado y la muerte. Purifica nuestros corazones, Señor, y ayúdanos a confiar en el poder de Tu amor. Amén.
Comentario
1ª Lectura: Malaquías 3:1-4
Según el Libro de Levítico, una mujer judía que daba a luz a un niño era considerada impura (ver 12:1-8) y tenía que participar en una limpieza y purificación ceremonial.
Es interesante notar que, de acuerdo con nuestra primera lectura de hoy de Malaquías, otra forma de purificación tendrá lugar cuando el que ha de venir y “purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.”
Esta fiesta solía llamarse la Purificación de nuestra Santísima Madre. Sin embargo, ahora llamamos a esto la Presentación del Señor, porque vemos que Cristo es el que ha de venir y a través de su pasión, muerte y resurrección, su pueblo sacerdotal es purificado para que “ofrezcamos el debido sacrificio al Señor.”
Nuestros pecados son purificados por la sangre de Cristo.
Pregunta
¿Cómo he sido, y cómo ahora soy, purificado por Cristo?
2ª Lectura: Hebreos 2:14-18
Una pregunta surge cuando consideramos este misterio de Cristo presentado por María y José al templo. Como leeremos en el evangelio, los padres presentaron al niño según la ley de Moisés. Allí, se esperaba que presentaran dos tórtolas o dos palomas como ofrenda de sacrificio. Pero, si ofrecieran este sacrificio, ¿no
señalaría eso el hecho de que Jesús y María son pecadores?
En la lectura de hoy, vemos que Jesús “debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Más tarde, en la misma carta a los hebreos (capítulo 4), leemos que Jesús es como nosotros en todo, excepto en el pecado.
Aunque los padres de nuestro Señor vinieron, según las costumbres de la ley, de esta lectura y de nuestra primera lectura se desprende claramente que Jesús no vino para ser purificado de sus pecados, sino para purificarnos de los nuestros.
Pregunta
¿Por qué Jesús eligió llegar a ser como nosotros en todas las cosas menos en el pecado?
Evangelio: Lucas 2:22-40
La Iglesia cambió, con razón, el título de esta fiesta de la Purificación a la Presentación del Señor, porque el evangelio de Lucas establece claramente la expectativa de la ley de Moisés con respecto al primogénito varón: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor.”
Si el bebé era su primogénito, el bebé era llevado al Templo para ser dedicado al Señor. La ley del Éxodo especifica que el primer hijo varón pertenece a Dios (ver 13:2-16).
Más tarde, encontraremos que Jesús no permite que los animales lo reemplacen o lo representen a sí mismo como el primogénito varón. Mientras que los animales serían sacrificados en nombre del niño, Jesús mismo entrará en el templo una vez más (incluso volteando mesas que vendían palomas y pichones ) para ofrecerse a sí mismo como sacrificio de una vez por todas.
Es por esta razón que nuestro evangelio de hoy se esfuerza mucho por mostrar cómo el sumo sacerdote Simeón reconoció a Jesús como el Niño Jesús y, sosteniendo a Jesús, exclamó este himno de acción de gracias: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel (2:29-32).”
Pregunta:
¿Cómo has visto con tus propios ojos la salvación de Dios?
La Tarea de esta Semana:
Trata de encontrar 5 a 10 cosas en las que Jesús fue como nosotros menos en el pecado. Lee el evangelio de Lucas puede darte una idea de como Jesus vivió entre nosotros como uno de nosotros. Ya que ves que él caminaba como nosotros, conversaba como nosotros, etc. Luego considera orar o cantar la siguiente oración de Merle Haggard.
Oración del Grupo
Y él camina conmigo
Vengo solo al jardín
Mientras el rocío sigue en las rosas
Y la voz que escucho caer en mi oído
El hijo de Dios revela
(Estribillo)
Y él camina conmigo y habla conmigo
Y él me dice que soy suyo
Y la alegría que compartimos mientras nos quedamos allí
Ningún otro lo ha sabido
Habla y el sonido de su voz
Es tan dulce, que los pájaros silencian su canto
Y la melodía que me dio
Dentro de mi corazón está sonando
(Estribillo)
La oración continue con el Salmo 24.
Salmo
Respuesta: El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, ábranse de par en par;
agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria!
R.: El Señor es el rey de la gloria.
¿Y quién es el rey de la gloria?
Es el Señor, fuerte y poderoso,
el Señor, poderoso en la batalla.
R.: El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, ábranse de par en par;
agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria!
R.: El Señor es el rey de la gloria.
¿Y quién es el rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos,
es el rey de la gloria.