28º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Cristo en Nuestro Barrio es un programa de evangelización de la Diócesis de Phoenix.

Oracion

Pregúntale a la belleza de la tierra, la belleza del mar, la belleza del aire que te rodea, la belleza del cielo; pregúntale al orden de las estrellas, al sol cuyo brillo enciende el día, a la luna cuyo esplendor suaviza la oscuridad de la noche; pregúntale a los seres vivos que se mueven en las aguas, que vagan sobre la tierra, que vuelan por el aire, al espíritu que se esconde, a la materia que se manifiesta; a las cosas visibles que son gobernadas, a lo invisible que las gobiernan; pregúntale a todo estos. Ellos te contestarán: “He aquí y ver, somos hermosos. “Su belleza es su confesión de Dios. ¿Quien hizo estas hermosas cosas que cambian, si no uno que es bello y no cambia? (San Agustín).

Comentario

Primera Lectura: Isaías 25: 6-10ª

Mientras escribo esto, Texas ya ha sentido el impacto del huracán Harvey, y Florida está evacuando y preparándose para los efectos del huracán Irma. Mientras veo esto desplegarse desde San Diego, veo las caras de las familias que han perdido sus hogares y casi todo lo que tenían en esos hogares.
Sin embargo, lo que escucho a unos de ellos decir es “¡Alabado sea Dios!” Están agradecidos a Dios que escucho sus gritos, que estaba con ellos a través de la tormenta, y que protegió sus vidas. Viéndolos y escuchando sus historias también me recuerda de lo agradecido que estoy por todo lo que Dios provee. Mira a la belleza de la tierra y ve todo lo que Dios nos provee.

Preguntas

    • ¿Qué tienes por lo que estas muy agradecido a Dios?

Segunda Lectura: Filipenses 4: 12-14, 19-20

Mis padres nacieron alrededor del tiempo del principio de la gran depresión. Mi madre creció en una pequeña granja lechera en Arizona. Tuvieron la suerte de ser capaz de hacer suficiente agricultura de subsistencia para tener alimentos para la familia, pero los artículos comprados de la tienda eran difícil de conseguir, como el tejido que mi abuela usaba para hacer la ropa de la familia.

Mis abuelos no eran Católicos, pero tenían una fuerte fe Protestante en Dios. Cada vez que mi madre compartía historias de La Gran Depresión siempre terminaba con la frase: “Tuvimos nada y queríamos de nada.” Parecía que Dios siempre proveyó. Siendo una niña, ella dijo que no se dio cuenta de lo pobres que eran.

Cuando mi esposa y yo éramos recién casados, y tuvimos dos niños sabíamos lo que era no tener suficiente dinero. Mi esposa solía ahorrar monedas en un frasco para que los niños pudrían comprar un dulce que costaba un centavo del hombre del helado. Cuando hablo con nuestros dos chicos sobre ese tiempo, dicen que nunca sabían que éramos pobres. ¡Dios siempre provee!

Preguntas

    • ¿Puedes relacionarte con San Pablo cuando dice: “Yo sé lo que es vivir en pobreza y también lo que es tener de sobra. Estoy acostumbrado a todo: lo mismo a comer bien que a pasar hambre; lo mismo a la abundancia que a la escasez.”? Si es así, por favor comparta tu historia con el grupo.
    • ¿Cómo encontraste confianza y dependencia en Dios?

Evangelio: Mateo 22: 1-14

Esta es una parábola muy frustrante para entender. Yo siempre deseo saber ¿por qué alguien se negaría a ir a la fiesta del cielo? No sólo es ignorada la invitación, pero incluso los siervos del rey estaban maltratados y asesinados. Cualquiera que haya intentado invitar a otros a la fiesta del cielo sabe que la invitación es a menudo ignorada, y algunas veces los que invitamos llegan a rechazarnos y a enojarse.
Pero seguimos haciendo la invitación porque eso es lo que Jesús nos dijo que hagamos. Él dijo, “no todo el que llama ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, pero sólo los que oyen y hacen la voluntad de Dios Padre.” No es suficiente para venir ante el altar y decir “creo” sólo para volver a una vida pecaminosa.
No es suficiente con recibir el Cuerpo de Cristo si no llegamos a ser Cristo entonces a los que nos encontramos. Estamos llamados a salir al mundo e invitar a otros a la fiesta del cielo. Cuando recibimos ira a cambio, Jesús nos dice que limpiemos el polvo de nuestros pies y pasar a aquellos que recibirán la invitación con alegría. Entonces seremos verdaderos discípulos de Jesús y vestidos con orgullo en nuestros vestidos de bautismo en la fiesta del cielo.
En la fiesta hay alegría y vida en abundancia, ve por lo tanto y comparte ¡las Buenas Noticias!

Preguntas

    • ¿Cómo has compartido la invitación a la fiesta de cielo con otros?
    • Cuando has compartido a Jesús con otros, ¿has enfrentado ira o rechazo? ¿Cómo te hizo sentir, y que hiciste?
Tarea
Busca la oportunidad de decirle a alguien acerca del gozo que tienes en Jesús. Si puedes, invítalos a venir a Misa para ver.
Oración grupal

El líder invita al grupo a orar juntos las siguientes palabras:

Hemos venido para renovar nuestro convenio con Dios y con uno a otro en Cristo Jesús, Nuestro Señor. Hemos venido a ayudar a proteger la creación de Dios. Hemos venido como seguidores de Jesús para comprometernos de nuevo unos con otros y para sanar injusticia y pobreza. Hemos venido a pararnos juntos contra todas las amenazas contra la vida. Hemos venido a descubrir alguna nueva belleza cada día en la creación de Dios: el amanecer y el atardecer, pájaros, flores y árboles, el arco iris en el cielo, las estrellas, las muchas formas de vida en el bosque. Hemos venido escuchar la “música del universo” – el agua fluyendo sobre las piedras, el viento, árboles que se doblan en el viento, gotas de lluvia batiendo el techo. Recordaremos siempre que Dios nos habla a través de la belleza de su creación, e intentaremos con nuestro mejor esfuerzo para responder al llamado de Dios a reverenciar todo lo que él ha creado. (USCCB se compromete a proteger y a sanar a la Creación de Dios) Amén.

El líder guiará al grupo en la oración del Salmo 22 (del Domingo 28 del Tiempo Ordinario)

Salmo

Respuesta: Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.

R: Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Por ser un Dios fiel a sus promesas
me guía por el sendero recto;
así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

R: Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes.

R: Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Concluir con un Padre Nuestro

Utilizar con autorización. Todos los derechos reservados. Cristo en Nuestro Barrio es un programa de Escritura diseñado por El Obispo John Dolan de la Diócesis de Phoenix.