30º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Cristo en Nuestro Barrio es un programa de evangelización de la Diócesis de Phoenix.

Oracion

Padre amoroso,

Señor, ayúdanos a ser instrumentos de tu voluntad en la tierra. Para las veces en que interrumpimos tu voluntad, pedimos perdón. Déjanos ver tu mano en nuestras vidas cada día. Haznos tus instrumentos. Amén.

Comentario

Primera Lectura: Éxodo 22:20-26

Estamos en la segunda semana de nuestra serie sobre ser “¡Totalmente Comprometido!” Responder al llamado de Dios no es para los que son débil de corazón. Requiere un compromiso de toda la vida e incluye cargar nuestra cruz.

Cómo nos comprometimos totalmente depende de los dones que Dios nos ha dado y en la forma en que respondemos al llamado de Dios. Algunos de nosotros somos llamados a la vida de soltero, otros a la vida consagrada, y otros a la vida matrimonial.

Hoy, reconocemos una vida de sacerdocio. En este El Domingo de Sacerdocio, recordamos a los sacerdotes de nuestras parroquias y comunidades. También recordamos a aquellos que están estudiando para el sacerdocio y aquellos que están empezando a responder al llamado de Dios ¡Los tenemos a todos en nuestras oraciones!

¿Qué clase de sacerdote estaría llamando Dios?

Por supuesto, esperamos que pueda tener inteligencia suficiente para terminar sus estudios filosóficos y teológicos. Él debería tener algunas habilidades administrativas. Pero, sobre todo, los sacerdotes de Dios deben ser pastoral. Deben atender a toda la gente de Dios y no ser selectivos a quien prefieren ministrar.

Nuestra primera lectura va directamente al punto. Todos los sacerdotes – y todas personas de fe – no deben oprimir a los extranjeros, abusar de las viudas o huérfanos, o extorsionar a los pobres. Al contrario, deben ser defensores y pastores de todo el pueblo de Dios; especialmente de los más vulnerables.

Preguntas

    • ¿Qué esperarías ver en un futuro sacerdote?

Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 1: 5-10

Todos recordamos la invitación de los sacerdotes después de la consagración en Misa: “El misterio de nuestra fe”. Una de nuestras respuestas es: “Proclamamos tu muerte, o Señor, y profesamos tu Resurrección hasta que vengas de nuevo.”

Esta respuesta, en parte, proviene de muchas cartas de Pablo; incluso esta carta a los Tesalonicenses. Aquí, Pablo felicita a la comunidad de la iglesia por convertirse a Dios y abandonar a los ídolos y mientras lo sirven, …

“esperando que venga desde el cielo su Hijo, Jesús, a quien él resucitó de entre los muertos, y es quien nos libra del castigo venidero.”

Esta breve aclamación conmemorativa en la carta de Pablo se ha repetido de alguna forma, una y otra vez, de Misa a Misa, durante más de dos mil años.

Cada vez que sacerdotes ordenados y personas sacerdotales se reúnen alrededor del altar, afirmamos lo que creemos. Esta aclamación intemporal es parte de nuestra historia Católica rica. Continuará por muchos años por venir – hasta que regrese en gloria – siempre y cuando los sacerdotes y la gente sacerdotal se reúnen en su nombre.

Mientras tanto, estas palabras se vacían a menos que nos conviertan en imitadores del que murió, se resucitó y prometió volver. Pablo recuerda a su iglesia en Tesalónica – y nos lo recuerda hoy – de ser imitadores de Cristo hasta que él venga.

Preguntas

    • ¿Cómo soy un imitador de Cristo?

Evangelio: Mateo 22: 34-40

El nuevo mandamiento requiere un templo nuevo y un nuevo sacerdocio.

La vieja ley, con su templo y sus sacerdotes, da paso a Jesucristo que es la Nueva ley, el Nuevo Templo, y el Nuevo Sacerdocio.

Si permanecemos en Su amor, tenemos una participación en su nueva ley, nos convertimos en su templo, y tenemos una participación en su sacerdocio.

En virtud de nuestro Bautismo, somos configurados a Cristo que es sacerdote, profeta y rey.

Sin embargo, debemos ser imitadores de Cristo – como nos recuerda San Pablo en la Segunda Lectura – y recordar que tenemos puesta Su ropa.

Para ser personas sacerdotales (ordenados y miembros laicos), debemos seguir este nuevo mandamiento:

“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,

con toda tu alma,

y con toda tu mente.

Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Preguntas

    • ¿Cómo has abrazado esta nueva ley en tu vida?
Tarea

Este fin de semana es el Domingo del Sacerdocio.

Envía una carta a tu parroquia o sacerdote de la comunidad dándole las gracias por responder a la llamada del Señor.

Ofrece una oración para los seminaristas que están estudiando para el sacerdocio.

Ora por más vocaciones al sacerdocio.

Oración grupal

El grupo reza la siguiente oración de los Obispos de los Estados Unidos:

 

Dios misericordioso y amoroso, te agradecemos por el regalo de nuestros sacerdotes. A través de ellos, experimentamos tu presencia en los sacramentos.

Ayuda a nuestros sacerdotes a ser fuertes en su vocación. Haz que sus almas estén en fuego con amor para tu gente.

Concédeles la sabiduría, el entendimiento, y la fuerza que necesitan para seguir en los pasos de Jesús.

Inspíralos con la visión de tu Reino.

Dales las palabras que necesitan para difundir el Evangelio. Permítales experimentar la alegría en su ministerio.

Ayúdalos a convertirse en instrumentos de tu gracia divina. Te lo pedimos a través de Cristo nuestro Señor. Amén.

Continue Con el Salmo 17

 Amén.

El líder guiará al grupo en la oración del Salmo

Salmo

Respuesta: Tú, Señor, eres mi refugio.

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera.

R: Tú, Señor, eres mi refugio.

Tú eres mi refugio,

mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo.

R: Tú, Señor, eres mi refugio.

Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido.

R: Tú, Señor, eres mi refugio.

Concluir con un Padre Nuestro

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