Oración  

Padre Eterno, mientras celebramos la Resurrección de Tu Hijo, llénanos con las alegrías de tu Divina Misericordia sobre nosotros. Que nosotros los que estamos Bautizados nos mantengamos fieles a Ti, quien vives y reinas con Jesucristo y con el Espíritu Santo, un Dios por los siglos. Amén.

Comentario

Primera lectura: Hechos 4: 32-35

No hay una persona en la Tierra que pueda llevarse lo que tiene con ellos a la próxima vida.

Aquellos de nosotros que decimos ser Cristianos, tomamos este pensamiento otro paso. No podemos reclamar que algo es de nosotros, incluso en esta vida. En realidad, todo lo que tenemos solo es prestado.

Nuestra tierra, ropa, juguetes y, sí, incluso nuestros seres queridos no son nuestros para reclamar.

Los primeros discípulos, después de la resurrección de Cristo, entendieron esto y comenzaron a distribuir sus posesiones entre sí. La primera lectura nos dice que entre estos discípulos “todo lo poseían en común” y colocando sus bienes a los pies de los Apóstoles, los bienes se distribuyeron a cada uno según su necesidad.

Estos discípulos fueron testigos de un Cristo crucificado que se vació en la cruz y en el tercer día fue elevado a la gloria. Ellos entendieron que en vaciarse espiritualmente y físicamente uno se abre al poder del Cristo resucitado trabajando en ellos.

Pregunta

Segunda lectura: 1 Juan 5: 1-6

En la Vigilia Pascual, muchos hombres, mujeres, y niños entraron a la Iglesia y fueron “engendrados” por Dios a través del agua del Bautismo.

Juan 1 nos recuerda que un Cristiano no es nacido naturalmente, pero a través de la fe en Cristo Jesús. Esto se confirma en el Primer Capítulo del Evangelio de Juan donde los discípulos de Cristo nacen de nuevo no por generación pero por regeneración.

Regeneración significa que somos una nueva criatura y tenemos un nuevo nombre: Cristiano. Ya no somos simplemente humanos. Nuestra naturaleza es humano, pero por Gracia tenemos una participación en la divinidad de Cristo quien se humilló a sí mismo para compartir nuestra humanidad. Solo por Gracia a través de la regeneración, compartimos en la naturaleza de Cristo.

A través de la fe y el bautismo somos vencedores del mundo.

Nuestra victoria es con, a través de, y en Jesucristo, el Señor Resucitado. Él es el primero en conquistar el pecado y la muerte y todos los que lo siguen en la fe también disfrutan de los beneficios de la resurrección.

Esto todavía requiere algo de nosotros que ponemos nuestra fe en Él. Aquellos que permanecen en el “Espíritu de la verdad” y “mantienen sus mandamientos” se llaman hijos e hijas de Dios.

Cuando nosotros amamos a otros que son engendrados por Dios honramos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Preguntas

¿Cómo celebras la gracia de ser Cristiano?

¿Cómo eres diferente de aquellos que nunca han sido bautizados?

¿De qué manera estás invitando a otros a depositar su fe en el Señor resucitado?

Evangelio: Juan 20: 19-31

El Santo Papa Juan Pablo II, respondiendo a una devoción que tuvo a la aparición espiritual de Santa Faustina, designo el Segundo Domingo de Pascua como “Domingo de la Divina Misericordia”.

En este día, los Católicos están invitados a reflexionar sobre la misericordia absoluta de Dios sobre nosotros que somos pecadores. Esta misericordia se cumplió por medio de Jesucristo quien sufrió y murió por nosotros y se levantó de los muertos.

La misericordia de Dios fue reconocida por los Apóstoles en la sala superior cuando Jesús dijo: “La paz esté con ustedes.”

Sacrificios judíos, según el Libro de Levítico, fueron ofrecidos por la culpa y los pecados de la gente.

También se ofrecieron como un medio para dar gracias a Dios. Finalmente, los sacrificios fueron hechos como ofrendas de paz para sellar convenios y contratos.

Las palabras de Jesús, “La paz esté con ustedes” sellan el nuevo convenio con todos los que tienen fe en el Señor. El beneficio de este nuevo convenio es la gracia del Espíritu Santo que es soplado sobre los Apóstoles en la sala superior.

¡La Divina Misericordia de Dios fue sellada por Cristo!

Pregunta

¿Cómo has celebrado la misericordia de Dios en tu vida?

La tarea de esta semana

A las 3:00 p.m., los Católicos se reúnen en el Domingo de la Divina Misericordia (y cualquier día) para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia.

La coronilla es una oración desinteresada, que ofrece Jesús al Padre por los pecados del mundo

Considera ofrecer esta oración por el mundo.

Oración del Grupo 

El líder invita al grupo a rezar la Coronilla de la Divina Misericordia. Vea la página sobre cómo orar la Coronilla de la Divina Misericordia. Si el tiempo no lo permite, el grupo puede decir juntos:

“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, Alma y La divinidad de tu hijo amado, nuestro Señor, Jesucristo, en expiación por nuestros pecados y los de todo el mundo.”

 

Una Imagen de Divina Misericordia puede ser colocada en una mesa como un punto para la reflexión.

Continúe con el Salmo 117.

Salmo 

Respuesta: La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”. Diga la casa de Aarón: “Su misericordia es eterna”. Digan los que temen al Señor: “Su misericordia es eterna”.

R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

La diestra del Señor es poderosa,

la diestra del Señor es nuestro orgullo.

No moriré, continuaré viviendo

para contar lo que el Señor ha hecho. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me abandonó a la muerte.

R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular.

Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente.

Este es el día de triunfo del Señor:

día de júbilo y de gozo.

R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Concluir con el PADRE NUESTRO 

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