Oración
Dios nuestro Padre, tú resucitaste a tu Hijo de la muerte y así aliviaste nuestra duda en tu poder de salvarnos. Ayúdanos a confiar en ti y en la Gloria del cielo que espera a todos los que creen en Ti y en tu Hijo. ¡Te lo pedimos por nuestro Señor Jesús Cristo! Amén.
Comentario
Primera lectura: Hechos 3: 13-19
“¡Bendita seguridad, Jesús es mío! ¡Oh, qué anticipo de la gloria divina! Heredero de la salvación, compra de Dios, Nacido de Su Espíritu, lavado en Su sangre.”
Esta canción fue escrita en 1873 por Frances Crosby. Crosby era ciega de nacimiento y tenía todas las razones para dudar del poder de Dios. Sin embargo, su ceguera no le impediría proclamar su confianza en el Señor. Ella celebró una seguridad por la fe en Jesús que ella estaría en el cielo.
En la primera lectura de hoy, San Pedro proclama la misma: “Bendita Seguridad” para todos los que creen en Cristo crucificado. Su seguridad vino de ver de primera mano al Señor resucitado en la Pascua de Resurrección. Valientemente, Pedro proclamó a sus acusadores:
“Han dado muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y de ello nosotros somos testigos.”
El miedo que tenía Pedro cuando Jesús fue llevado para ser crucificado fue removido cuando vio al Señor resucitado. ¡Él ahora tenía la “Bendita Seguridad” de que Jesús verdaderamente era el Mesías! ¡Lo vio y creyó!
Pregunta
No tenemos el mismo beneficio de ver al Señor resucitado como los Apóstoles lo tuvieron después de que Jesús resucitó de entre los muertos. ¿En que forma estás “benditamente seguro” de su presencia y poder en tu vida?
Segunda lectura: 1 Juan 2: 1-5
Nuestra “Bendita Seguridad” en nuestra Salvación no debería ser confundida con la idea de que soy salvado simplemente pronunciando el nombre de Jesús como Señor.
La primera carta de Juan nos recuerda lo seguido:
El que dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él.
Bien podríamos reconocer una ” seguridad moral” en nuestra salvación a través de Cristo si somos fieles a sus mandamientos.
En lugar de simplemente decir: “Tengo fe en Jesús”, debemos respaldar nuestra fe con nuestras acciones. Santiago preguntó: “¿De qué bien es la fe sin practicarlo?”
Nuestra Iglesia nos desafía a tener la plenitud de la fe en Jesús a través del asentimiento de nuestro intelecto (sabiendo que Jesús es el Señor) y el asentimiento de nuestra voluntad (seguir deliberadamente al Señor en quien ponemos nuestra creencia).
El asentimiento de nuestro intelecto y nuestra libre voluntad es la fe verdadera. En Latín, esa fe se llama “Fides”, que significa “fidelidad”.
La fidelidad es el tipo de fe que el Señor requiere de nosotros. No podemos simplemente descansar sabiendo que Jesús es el Salvador. Él nos ordena a cargar nuestra cruz diariamente, alimentar a los hambrientos y vestir el desnudo, perdonar a nuestros enemigos, etc. En otras palabras, la fe no es para espectadores. Es para vivirlo.
Pregunta
¿De qué manera vives la verdadera fe en Jesús?
Evangelio: Lucas 24: 35-48
Estos 50 días de Pascua nos permiten redescubrir la emoción de la iglesia primitiva mientras celebraban al Señor resucitado.
En el Evangelio de Lucas, Jesús no solo aparece ante los discípulos. Él también les muestra sus manos y pies perforados. Finalmente, él come pan en medio de ellos.
Este no es el comportamiento de un hombre muerto. Sin embargo, solo unos días antes, vieron su Señor colgando de una cruz.
¡Imagina el asombro de los discípulos!
Antes de que Jesús ascendiera a los cielos, se apareció a los discípulos sobre el curso de 40 días para apoyar su fe y para concederles la “Bendita y Moral Seguridad” que ellos también disfrutarían de cuerpos glorificados después de su propia muerte.
Después de ser testigos de estas apariciones, los discípulos no podían contener su excitación. La buena noticia fue “predicada a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.”
Pregunta
¿Cómo te ha excitado esta temporada de Pascua? ¿De qué manera estas compartiendo las Buenas Nuevas del Señor Resucitado con otros?
La tarea de esta semana
¡Considera formas de hacer que tu fe en el Señor cobre vida! ¿Puedes reclamar una vida de fidelidad a Cristo? Si no, ¿qué pasos deberías hacer esta semana para aumentar tu fe en Jesús, tu Señor Resucitado?
También puedes considerar compartir tu fe a través de pequeños actos de evangelización. Considera juntar nuevos amigos para Cristo en Nuestro Barrio y establecer otro grupo. Visite dphx.org/Cristo-en-nuestro-barrio y vea qué fácil es comenzar un grupo propio.
Oración del Grupo
El líder invita al grupo a escribir preocupaciones o problemas ellos pueden estar llevando. Cada uno colocará su preocupación escrita ante un símbolo del Señor resucitado (Un lirio de Pascua, por ejemplo). Juntos dirán (o cantarán):
“¡Bendita seguridad, Jesús es mío!
¡Oh, qué anticipo de la gloria divina! Heredero de la salvación, compra de Dios, Nacido de Su Espíritu, lavado en Su sangre.
Esta es mi historia, esta es mi canción, Alabando a mi Salvador todo el día; Esta es mi historia, esta es mi canción, Alabando a mi Salvador todo el día.
Sumisión perfecta, todo está en reposo, Yo en mi Salvador soy feliz y bendecido, Mirando y esperando, mirando arriba, Lleno de su bondad, perdido en su amor.”
Continúe con el Salmo.
Salmo
Respuesta: En ti, señor, confío. Aleluya.
Tú que conoces lo justo de mi causa, Señor, responde a mi clamor.
Tú que me has sacado con bien de mis angustias, apiádate y escucha mi oración.
R. En ti, señor, confío. Aleluya.
Admirable en bondad
ha sido el Señor para conmigo,
y siempre que lo invoco me ha escuchado; por eso en él confío.
R. En ti, señor, confío. Aleluya.
En paz, Señor, me acuesto y duermo en paz,
pues solo tú, Señor, eres mi tranquilidad.
R. En ti, señor, confío. Aleluya.
Concluir con el PADRE NUESTRO
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