Oración  

Dios nuestro, que has reconciliado contigo a la humanidad entera por medio de tu Hijo, concede al pueblo cristiano prepararse con fe viva y

entrega generosa a celebrar las fiestas de

la Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo.

Comentario

Primera lectura: Crónicas 36

Cuando una pareja se casa, los novios dan su vida el uno al otro con las palabras, “Prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida.” Cuando el amor y el honor se pierden, el pacto del

matrimonio se deshace. Separación, consejería, o incluso el divorcio son el resultado de un matrimonio descarrilado.

Cuando Dios creó una alianza con Noé, Abraham y Moisés, fue un matrimonio donde se esperaba amor y respeto.

El segundo libro de Crónicas nos dice que la alianza ha sufrido mucho debido a la infidelidad de los príncipes, sacerdotes, y de la gente. Sus actos de deshonor han profanado su pacto con el Señor. Como respuesta, Dios no se divorciará de su pueblo. En cambio, él mismo se separará de ellos al permitir la destrucción del templo y su exilio a Babilonia por 70 años.

Como canta el salmista, a la orilla de los ríos de Babilonia estaban sentados los amados de Dios llorando y recordando a Sión. La separación fue un período para que el pueblo de Dios reflexionara en la alianza con el Señor.

Pregunta

¿Has tenido la necesidad de una separación dentro de una relación para restaurar tu amistad con alguien?

Segunda lectura: Efesios 2:4-10

San Pablo le dice a los Efesios que, a través de Jesucristo, el pacto ha sido restaurado y cumplido.

“A causa de Su gran amor”, Dios nos trajo de vuelta a la vida – a la plenitud de su alianza de amor.

Pablo rápidamente les recuerda a los Efesios que no tenía nada que ver con los esfuerzos o las obras de su pueblo. En lugar de ello, fue a través de Jesús que fuimos redimidos y la alianza de Dios fue restaurada.

No fue por nuestros esfuerzos, sino por Dios mismo en Jesucristo, que recibimos esta redención. El único esfuerzo o trabajo que debe realizarse (si califica como trabajo) es la fe. Poniendo nuestra fe en Cristo, quien ha cumplido la parte de la alianza de los humanos, es todo lo que Dios requiere.

Podemos creer en Jesucristo porque es Dios mismo, el Verbo encarnado: “Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que está en el seno del Padre, el a dado a conocer a Su padre.” (Catecismo de la Iglesia Católica, 151)

Sólo un corazón de fe en Jesús, quien firmó la alianza con su sangre, es necesario para restaurar nuestro matrimonio con Dios.

Pregunta

¿Puedes describir una experiencia en donde sentiste que tu relación con Dios fue restaurada?

Evangelio: Juan 3:14-21

“Porque tanto amó

Dios al mundo que dio

a su Hijo único.”

Después de la caída de Adán, Dios puso en marcha un plan de salvación y redención. En cada alianza a lo largo del camino, Dios reveló su trabajo de salvación. Gradualmente, pero constante, Dios se preparaba para sellar

Su alianza.

En el Evangelio de hoy, se nos recuerda que “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo fuera salvado por el.”

La salvación les llega a los que creen en el que fue enviado por Dios: Jesucristo. Cuando ponemos nuestra fe en la luz que vino al mundo nuestros ojos se abren y nos damos cuenta de que el Señor siempre trabaja para salvarnos.

El pregón pascual es una canción que nos recuerda el amoroso plan de Dios para salvarnos desde la primera vez que pecamos.

Necesario fue el pecado de Adán,

que ha sido borrado por la muerte de

Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

Si Adán no hubiera pecado, Dios no habría tenido ningún motivo para salvarnos. En lugar de pensar en cada una de las alianzas con Noé, Abraham, y Moisés como diferentes momentos, pensemos en estas como parte del estambre que nos lleva a la salvación, comenzando con Adán y terminando con Cristo.

Pregunta

Analizando tu relación con Dios, los tiempos buenos y los tiempos malos, ¿Acaso vez que tu alianza con Dios se va completando?

La tarea de esta semana

Intenta restaurar una relación que has roto con otra persona. Incluso si la oración es el único que puedes hacer por la relación, hazlo. Si eres capaz de tomar un paso más grande, hazlo. Oración, mortificación, y luego acción.

Oración del Grupo 

El líder invita a que cada miembro comparta el crucifijo. Se invita a que –uno por uno– los participantes veneren la cruz con un beso o cualquier otra reverencia.

Sosteniendo la cruz, el participante dice:

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito

 

El grupo responderá cada vez:

 

El que crea en él, tendrá vida eterna.

 

Continúe con el Salmo 137.

Salmo 

Respuesta: Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

Junto a los canales de Babilonia

nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;

en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras.

R. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

Allí los que nos deportaron

nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos:

“Cantadnos un cantar de Sión”.

R. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha;

R. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti,

si no pongo a Jerusalén

en la cumbre de mis alegrías.

Concluir con el PADRE NUESTRO 

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