Oración  

Padre, cuando nos creaste, dijiste que éramos buenos. Ayúdanos a ver lo bueno en nosotros mismos y en los demás. Si nos escondimos de Ti avergonzados, encuéntranos pronto y tráenos de vuelta a Ti. Concede esta oración por Cristo nuestro Señor. Amén.

Comentario

Primera lectura: Génesis 3, 9-15

Las próximas dos semanas presentarán una miniserie llamada “Esconder y Buscar”. Comenzando con nuestra primera lectura del Génesis, vemos cómo somos tentados a escondernos de Dios para ocultar nuestra vergüenza. Cuando Adán y Eva comieron del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, descubrieron que eran diferentes.  No eran como los demás y no eran como Dios.  Escondieron su masculinidad y feminidad el uno del otro y, en el jardín, se escondieron de Dios. Comparándose entre sí y con Dios, asumieron que eran insuficientes, que estaban desnudos.

Pero Dios los encontró. Y cuando los encontró, preguntó: “¿Y quién te dijo que estabas desnudo?”, como diciendo: “¿Quién te dijo que eres insuficiente?”

Avergonzados, huimos los unos de los otros y de Dios. Siempre nos estamos comparando unos con otros.  Este es verdaderamente nuestro pecado original. Pero Dios siempre nos encuentra y nos recuerda nuestra bondad y dignidad originales. Nunca debemos avergonzarnos de nosotros mismos.  Si nuestras temporadas pasadas de Cuaresma y Pascua nos han enseñado algo, debemos ver que Dios está orgulloso de nosotros.

Pregunta

¿Por qué las personas se comparan con los demás?

Segunda lectura: 2 Corintios 4,13-5,1

Cuando nos comparamos con los demás, nos volvemos egocéntricos con la necesidad de mejorar.  Soy lo suficientemente bueno solo si tengo el trabajo adecuado, la ropa adecuada y todas las cosas correctas.  El problema con este tipo de pensamiento es que nunca nos detenemos a preguntar: “¿Cuándo tendré realmente razón?”  “¿Cuándo seré lo suficientemente bueno?”

Creemos que nunca somos lo suficientemente buenos. Y luego nos escondemos. Nos escondemos detrás de nuestras carreras, nuestras compulsiones, nuestro maquillaje y nuestra vestimenta. ¡Cualquier cosa (incluso una hoja de parra) para hacernos lucir mejor!  Al final, hemos perdido la fe.  No tanto la fe en Dios como en nosotros mismos; aunque la pérdida de la fe en Dios sigue rápidamente. Cuando una persona dice: “No creo en Dios”, debemos responder: “¡Pero Dios cree en ti!”.

Cuando confiamos solo en nuestros cinco sentidos para llevarnos por la vida, no usamos el sentido de la fe, siempre nos esconderemos en un jardín.  Nunca seremos capaces de ver el mundo como Dios lo ve o como Dios quiere que lo veamos.  Por eso San Pablo recuerda a los Corintios que “no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que es más importante, de nuestras inseguridades humanas.

Pregunta

¿Cómo sabes que Dios cree en ti?

Evangelio: Marcos 3, 20-35

“Si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir”.

Jugar al escondite es un juego divertido, pero no es la forma en que deberíamos vivir. Estábamos destinados a estar en comunión con Dios y entre nosotros. La comunión, no la división, es nuestro propósito.

Al principio, Satanás tenía el deseo de ser algo que no era. Quería ser como Dios. Incluso animó a Adán y Eva a ser como Dios. Esta fue su gran caída y nuestro pecado original.  Pero Cristo, el nuevo Adán, vino a restaurarnos, a sacarnos de su escondite y a caminar con nosotros en el Paraíso.

Hay una gran libertad en saber que Dios nos ama, nos redime y desea estar con nosotros.  De hecho, Él quiere estar con nosotros ahora.  No cuando morimos.  Pero ahora.  Él nos llama a salir de las tinieblas y a entrar en Su maravillosa luz.

Cuando los niños juegan al escondite, el juego finalmente llega a su fin.  Cristo nos llama a salir de la clandestinidad y de la vergüenza: “Sal de tu escondite y entra en mi reino celestial. ¡Eres libre!”

Pregunta

¿Alguna vez has cuestionado el amor de Dios por ti?

La tarea de esta semana

Tómese un tiempo para caminar por un jardín, el parque o junto a un lago o al mar.  Pasa tiempo caminando en silencio con Dios. Al hacerlo, considere cuán maravillosamente hecho por Dios.

Tómate el tiempo para agradecer al Señor por considerarte en Su plan maestro de creación.

Oración del Grupo 

El grupo canta o dice lo siguiente juntos:

Por la belleza de la tierra,

Por la belleza de los cielos,

Por el amor que desde nuestro nacimiento

Por encima y alrededor de nosotros se alza,

Señor de Todo, a ti elevamos este nuestro himno de alabanza.

Salmo 

Respuesta: Perdónanos, Señor, y viviremos.

Desde el abismo de mis pecados clamo a ti;
Señor, escucha mi clamor;
que estén atentos tus oídos
a mi voz suplicante

R. Perdónanos, Señor, y viviremos.

Si conservaras el recuerdo de las culpas,
¿quién habría, Señor, que se salvara?
Pero de ti procede el perdón,
por eso con amor te veneramos.

R. Perdónanos, Señor, y viviremos.

Confío en el Señor,
mi alma espera y confía en su palabra;
mi alma aguarda al Señor.
mucho más que a la aurora el centinela.

R. Perdónanos, Señor, y viviremos.

Como aguarda a la aurora el centinela,
aguarda Israel del Señor,
porque del Señor viene la misericordia,
y la abundancia de la redención,
y él redimirá a su pueblo
de todas sus iniquidades.

R. Perdónanos, Señor, y viviremos.

Concluir con el PADRE NUESTRO 

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