Oración  

Padre, cuando nos creaste, dijiste que éramos buenos. Ayúdanos a ver lo bueno en nosotros mismos y en los demás. Si nos escondimos de ti en la vergüenza, encuéntranos rápidamente y devuélvenos a ti. 

Concede esta oración a través de Cristo nuestro Señor. Amén. 

Comentario

Primera lectura: Ezequiel 17: 22-24

El Libro del Profeta Ezequiel reconoce que toda cosa, incluso nuestra Virtud de Fe, comienza con Dios que tiene fe en nosotros. Si merecemos o no a Dios, nuestro Señor es para siempre y por todo tiempo fiel a nosotros. 

 

El Señor promete que su fe en su pueblo dará como resultado un reino poderoso similar a un majestuoso cedro en una alta montaña. Todos sabrán que el Creador y sustentador de tal árbol es el Señor Dios. 

 

Nuestra fe en Dios comienza con la fe de Dios en nosotros. Esto es un increíble misterio. ¿Por qué nos ama Dios con tal gran fidelidad cuando nos hemos alejado de él? ¡Pero si nos ama! 

 

Este es el segundo día de nuestra mini serie de dos semanas: Esconder y Buscar. No hay lugar para esconderse de Dios. Nuestra vergüenza no puede escondernos de su poderosa misericordia. Él siempre nos amará por lo que somos incluso cuando estamos avergonzados de lo que hacemos. Es tiempo de salir de la escondida y abrazar al Señor que nos abrazó primero. 

Pregunta

¿Cómo has reconocido la fe de Dios en ti? 

Segunda lectura: 2 Corintios 5: 6-10

San Pablo nos recuerda que pertenecemos a un mundo que existe más allá de los sentidos. Solo la fe puede discernir tal mundo, “Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía.” 

 

Es fácil quedar atrapado en el mundo de los cinco sentidos. A menos que yo pueda ver, tocar, o escuchar al Señor, no creeré en Él. Pero, no hay necesidad de “Creer” en lo que ya podemos ver. Por el contrario, nuestra fe está en lo que no se ve. 

Incluso Jesús le recordó a Santo Tomás, “Benditos los que creen y no han visto.” 

 

La fe requiere un elemento de valor. Entrando en la oscuridad y siguiendo a un Señor que no podemos tocar parece ser una tontería. También es tonto pensar que hay vida más allá de la tumba. ¡Nuestro mundo espera que seamos más listos que eso! 

 

“Sin embargo”, como dice San Pablo, “Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.” Una persona tiene que ser valiente para caminar en fe y ver qué tiene Dios reservado para nosotros más allá de nuestros meros sentidos. 

Pregunta

¿Qué tan fuerte es tu fe en Dios?

Evangelio: Marcos 4: 26-34

¿Tal vez has notado que Jesús nunca describe por completo los detalles del cielo en términos de un lugar? Más bien, él habla del Reino de los Cielos en términos de una relación. Según Marcos, Jesús explica que esta relación crece lentamente – como una semilla que germina y madura con el tiempo. Sin embargo, esta relación puede ser comparada con un árbol poderoso, del cual nunca se ha visto. 

 

El Papa San Juan Pablo II nos recuerda que el cielo es más un estado de ser en vez de un lugar. Cuando pensamos del cielo como un lugar, puede ser que nunca desarrollemos una relación con nuestro Señor. En comprender el cielo como un estado de ser – de estar enamorado con Dios – comenzamos a entender la parábola que ofrece Jesús en el Evangelio de Marcos. 

Date cuenta que el Reino de Dios no es un lugar orientado al futuro, pero una relación comunal entre Dios y su fieles aquí y ahora. 

Pregunta

¿Cómo eres tu una parte del reino de Dios en este momento? 

La tarea de esta semana

Tómate un tiempo esta semana para trabajar en tu relación “celestial” con Dios. 

 

  • Consíguete una taza de café y siéntate afuera o en un lugar que te trae paz y simplemente recuerda con el Señor una experiencia placentera que tuviste recientemente o en el pasado. 

 

  • Pasa tiempo con Dios en silencio ante el Bendito Sacramento en la iglesia. 

 

  • Vierte sobre la Sagrada Escritura y permite que la Palabra de Dios te llene de alegría!
Oración del Grupo 

Reza esta oración tradicional que se llama El Acto de Fe: 

  

Oh Dios mío, 

 

Creo firmemente que eres un Dios en tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; 

 

Yo creo que tu Divino Hijo se hizo hombre, y murió por nuestros pecados, y que Él vendrá otra vez a juzgar a los vivos y a los muertos. 

 

Yo creo estas y todas las verdades, que la Santa Iglesia Católica enseña porque Tú las has revelado, y Tú no puedes ni engañar ni ser engañado. 

Continúe con el Salmo 91.

Salmo 

Respuesta: ¡Que bueno es darte gracias Señor!

¡Que bueno es darte gracias, Dios altísimo y celebrar tu nombre, 

pregonando tu amor cada mañana y tu fidelidad, todas las noches. 

R. ¡Que bueno es darte gracias Señor!

Los justos crecerán como las palmas, come los cedros en los altos montes; plantados en la casa del Señor, 

en medio de sus atrios darán flores. 

R. ¡Que bueno es darte gracias Señor!

Seguirán dando fruto en su vejez, frondosos y lozanos como jóvenes, 

para anunciar que en Dios, mi protector, ni maldad ni injusticia se conocen. 

R. ¡Que bueno es darte gracias Señor!

Concluir con el PADRE NUESTRO 

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