Oración
Padre amoroso, has preparado una mesa para nosotros. Que podamos reconocer los regalos inmerecidos que nos has proporcionado y siempre darte gracias, a través de Tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Comentario
Primera lectura: 1 Reyes 19: 4-8
Es fácil ser desanimados cuando no hacemos la voluntad de Dios. Nuestros pecados y fallas repetidos pueden llevarnos a la depresión. ¿Pero, que tal si estamos haciendo la voluntad de Dios y todavía no vemos signos de éxito? Esto es lo que enfrentamos en nuestra Primera Lectura.
El Profeta Elías es mandado por Dios para oponerse al Rey de Israel que está siguiendo dioses falsos.
Incluso después de demostrar a través de varios milagros que Dios es más poderoso que cualquier dios falso hecho por manos humanas, Elías es amenazado de muerte por el rey.
Sintiéndose como si hubiera fracasado, Elías quiere acurrucarse y morir. Dios no quiere esto. Después de que un ángel de Dios le da ánimo, Elías come y bebe lo que el Señor provee y se fortalece para continuar su viaje.
Esta lectura se encaja bien con nuestro tema en curso: el Banquete del Señor. En verdad, nuestro Señor nos ofrece un banquete de comida para nuestro viaje. Sin el sustento del Señor, nosotros ciertamente moriríamos.
Preguntas
¿Alguna vez has sentido como si no cumpliste lo que Dios queria de ti?
¿Cómo te ha fortalecido Dios para continuar?
Segunda lectura: Efesios 4: 30-5: 2
Comentario
2da lectura: Efesios 4: 30-5: 2
A veces, puede haber luchas internas entre aquellos de nosotros que somos llamados Cristianos.
Cuando nos olvidamos de que estamos en la misma misión, existe el riesgo de ser parroquial y territorial. Esto, por supuesto, no es nuevo. Incluso San Pablo tuvo que escribir sobre esto en su Carta a los Efesios.
Se nos insta a que “No le causen tristeza al Espíritu Santo,” que nos llama a la unidad y la comunión.
Como el ángel mostró compasión hacia Elías, debemos ser “buenos y comprensivos, y” perdonándonos los unos a los otros.
Estamos en el mismo viaje. Ninguno de nosotros es el dueño singular de la misión de Cristo. Compartiendo el Pan de la Vida singular, todos nosotros estamos en comunión y todos debemos vivir “amando como Cristo, que nos amó.”
Pregunta
¿Cómo apoyas a otros Cristianos en nuestra misión común hacia la comunión con Dios?
Evangelio: Juan 6: 41-51
Recuerden los días cuando los Israelitas murmuraron contra Moisés y Dios cuando vagaban en el desierto. La palabra, “murmullo”, se repite en este pasaje del Evangelio.
La gente murmuró contra Moisés, cuestionando su autoridad. La gente murmura contra Jesús cuestionando sus credenciales. “¿No es éste, Jesús, el hijo de José?” Como era el caso de Moisés, o Elías en nuestra primera lectura, Jesús también es ridiculizado por reclamando ser enviado por Dios.
Por supuesto, sabemos que Jesús es más grande que Moisés y Elías. Mientras Moisés da la ley de Dios y Elías es el gran profeta de Dios, Jesús ES Dios. A diferencia de Moisés quien proveyó el pan Jesús ES el Pan de la vida. Mientras Elías fue urgido a comer en nuestra primera lectura para poder continuar en su viaje, Jesús ES la comida que necesitamos para continuar en nuestro viaje.
Encomendados con una misión de comunión con Dios, somos apoyados y sostenidos por Jesús, el verdadero Pan de Vida. ¡Tengamos un banquete de Él en la Mesa del Señor!
Pregunta
¿Cómo te apoya y te sostiene en tu viaje el Pan de la Vida?
La tarea de esta semana
Dentro de este tema de 6 semanas sobre El Banquete del Señor, estamos reflexionando sobre el Discurso del Pan de Vida. El discurso del Pan de Vida es un episodio en la vida de Jesús que aparece en el Evangelio de Juan 6: 22-59.
Considera leer el Discurso del Pan de Vida en su totalidad. Tómate tu tiempo para reflexionar realmente sobre el poder de este pasaje del Evangelio y ver qué amor tiene Jesús para nosotros dándonos su vida en la Eucaristía.
Oración del Grupo
El grupo reza el ANIMA CHRISTI.
Alma de Cristo, santifícame, Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, fortaléceme.
Oh, buen Jesús, escúchame. Dentro de tus heridas escóndeme.
No me permites estar separado de ti. Del enemigo malicioso defiéndeme. En la hora de mi muerte llámame,
Y llámame para que vaya a Ti, Para que, con tus santos, alabarte, Por los siglos de los siglos.
Amén.
Continúe con el Salmo 33
Salmo
Respuesta: Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Proclamemos la grandeza del Señor
y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todas mis temores
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Confía en el Señor y saltarás de gusto;
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Junto a aquellos que temen al Señor
el ángel del Señor acampa y los protege.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Dichoso el hombre que se refugia en él.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Concluir con el PADRE NUESTRO
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