Oración  

Padre amoroso, Tú nos has dado la virtud de la fe para seguir a tu hijo. Que podamos poner nuestra fe solo en Él y encontrar, al final de nuestro viaje en la tierra, un lugar contigo en el cielo. Concédenos esto por Cristo nuestro Señor. Amén. 

Comentario

Primera lectura: Jeremías 23: 1-6

Las lecturas del domingo pasado presentaron el tema del ser convocados por Dios y enviados como personas proféticas para compartir Su palabra. Ser convocado y enviado supone que tenemos fe en Dios.

¿Pero, qué sucede cuando nos quitamos la vista de Dios y perdemos la fe después de que hemos sido enviados?

Esta es la preocupación planteada en nuestra primera lectura de Jeremías. Dios había enviado líderes fieles de la Casa de Israel para cuidar al pueblo de Dios, así como a los pastores les importa sus ovejas.

Pronto, estos “pastores” quitaron sus ojos de Dios. Su falta de fe en Dios pronto se convirtió en una falta de fidelidad hacia el pueblo de Dios.

Dios advierte a los líderes que él reemplazará su pastoreo con “un renuevo” del reinado del Rey David y él será el Buen Pastor que nunca abandona su rebaño. Además del Buen Pastor, otros pastores estarán designados para cuidar al pueblo de Dios.

Pregunta

Unido con el Buen Pastor, ¿de qué manera eres llamado a pastorear al pueblo de Dios?

Segunda lectura: Efesios 2: 13-18

Una vez se le preguntó a la Madre Teresa, conocida por su tremendo cuidado para los pobres del mundo,: “Con tantos pobres en el mundo que necesitan tu ayuda, ¿dónde empiezas? “Su respuesta fue simple: “Con el que está al lado de mi.”

Jesús, nuestro buen pastor, predicó “la paz, tanto a ustedes, los que estaban lejos, como a los que estaban cerca.” Él no discriminó. Quien tendría oídos para escuchar, se le daría la paz de Cristo.

No tenemos que mirar más allá de nuestra propia casa para pastorear los fieles de Dios (o infieles). Las personas que están “lejos” son aquellos que han perdido la fe en Dios. Estas personas podrían ser nuestros propios miembros de la familia o amigos.

Si bien es fácil pastorear a las personas que son fieles al Señor y siguen el buen pastor, somos convocados y enviados para traer a las ovejas perdidas a la paz de Cristo.

Preguntas

¿Conoces a alguien en tu casa o vecindario que necesita la paz de Cristo?

Evangelio: Marcos 6: 30-34

En el Evangelio de la semana pasada, Jesús convocó y envió a su apóstoles con autoridad para expulsar demonios, curar a los enfermos, y predicar el arrepentimiento. El Evangelio de esta semana habla del regreso de los apóstoles al Señor con sus cuentos de éxito. Ellos “le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.”

Mientras que el Evangelio muestra claramente el comienzo de una sociedad organizada de discípulos con los Apóstoles como líderes de la Iglesia, también reconoce que solo con Cristo son los líderes capaces de llevar a cabo sus habilidades de liderar.

Note que los Apóstoles reportaron todo que “ellos” habían hecho y enseñado. Hay una gran tentación de alardear acerca de nuestros propios logros; incluso si están relacionados con el servicio a Dios.

Sin castigar a los doce, Jesús simplemente los invita a ir de retiro y descansar por un tiempo. Necesitamos retirarnos de nuestro ministerio como sacerdotes, religiosos, padres y maestros para recordar que todo lo que hacemos solo puede lograrse en aquel que es el buen Pastor. Nuestros ministerios deben estar directamente relacionados a Jesús. De lo contrario, las personas que servimos serán “Como ovejas sin pastor”.

Pregunta

¿Cuando comienzas tu servicio a Dios en la Iglesia cada día, invitas a Jesús a que te guíe?

La tarea de esta semana

Toma el tiempo para repasar estas últimas semanas. Enfoca tu atención en la virtud de la fe y cómo puedes compartirla.

Si perdiste una tarea semanal o necesitas reflexionar sobre preguntas de semanas anteriores, visita christ- ion.com para descargar toda la serie.

Oración del Grupo 

Una oración para todos los que son convocados y enviados:

Dios Nuestro Señor,

A veces me pregunto por qué y cómo me han llamado para servirlo a usted y a su gente. Pero aquí estoy.

Como me has llamado para guiar a otros en la fe, guíame cuando estoy cansado y hambriento a lugares de descanso y alimento.

Continúe con el Salmo 

Salmo 22.

Respuesta: El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar

y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.

R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto;

así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo.

Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume,

y llenas mi copa hasta los bordes.

R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tu bondad y tu misericordia me acompañaran todos los días de mi vida;

y viviré en la casa del Señor por años sin término.

Concluir con el PADRE NUESTRO 

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