24 Domingo del Tiempo Ordinario   
Oración  

Padre, creemos que Jesucristo es Tu Hijo Unigénito y, a través de Él, tenemos vida eterna. Por el poder del Espíritu Santo, quien hace que conozcamos a Cristo, Te pedimos que podamos siempre permanecer en Tu amor y encontrar nuestro lugar contigo en el cielo. Te lo pedimos a través de Cristo nuestro Señor. Amén.

Comentario

Primera lectura: Isaías 50: 4-9

La semana pasada, la profecía de Isaías acerca de los muchos milagros que van a ocurrir cuando el Señor aparece estaba atado muy bien con el Evangelio. Esta semana, la visión profética de Isaías también se encaja a nuestro Pasaje del Evangelio.

Isaías habla de un siervo sufriente de Dios que con mucho gusto va a su muerte para honrar a Dios. Antes de morir, él será humillado y golpeado. Sin embargo, este siervo sufriente será vindicado: “el Señor me ayuda,…y sé que no quedaré avergonzado.”

También proclamado el Viernes Santo, este pasaje de Isaías es ofrecido esta semana para ayudar a explicar la identidad de Cristo en el Evangelio. Jesús preguntará: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Si bien entendemos que Él es el Mesías (rey), Isaías está proponiendo que el rey que vendrá será un sirviente- Mesías sufriente.

Como recordamos de la revisión de la semana pasada, Dios ha bajado desde su trono para convertirse en uno con nosotros. Su próximo trono será la cruz.

Pregunta

Por lo general, diriges tu oración (a) a Dios en el cielo o (b) al Padre a través de Cristo en la cruz?

Segunda lectura: Santiago 2: 14-18

Durante estas 6 semanas, mientras estudiamos la identidad de Cristo, también tomamos tiempo para estudiarnos a nosotros mismos. ¿Quién somos nosotros como Cristianos en relación con Cristo?

La Carta de Santiago no nos permite reclamar a Cristo como un sirviente sufriente si nosotros mismos no levantamos una dedo para servir a los demás. Él nos desafía para no solo confiar en nuestra fe intelectual en el Señor, sino seguir voluntariamente al Señor como compañeros sirvientes en su Reino. Si somos llamados a ser coherederos de su reino, debemos servir como él ha servido.

Por lo tanto, la fe es más que el asentimiento de nuestro intelecto. Cualquier puede decir: “Jesús es el Señor.” Sin embargo, a menos que tengamos un asentimiento de la voluntad – respondiendo al mandamiento de Jesús de amar enemigos, cobijar a las personas sin hogar, cargar nuestra cruz diariamente, etc. – nuestra fe está faltando:

“¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?”

Ser un verdadero Cristiano requiere el pleno consentimiento de nuestra fe: el consentimiento intelectual (profesar que Jesús es el Señor) y el asentimiento de nuestra voluntad (obra).

Pregunta

Exteriormente, ¿a qué se parece tu fe?

Evangelio: Marcos 8: 27-35

“¿Quién dice la gente que soy?” No es error que Jesús plantea esta pregunta mientras se dirigen hacia los pueblos de Cesarea de Filipo. Nombrado por Felipe II en el año 14 dC para honrarse a sí mismo (Felipe el Tetrarca) y César Augusto.

La palabra “César” en latín significa Rey. Naturalmente, Jesús se apodera de esta oportunidad de sacar el concepto de la monarquía ya que se encuentran en este territorio. Cuando Jesús posa la pregunta de su identidad, Pedro da la respuesta correcta: “Tú eres el Cristo.” La palabra “Cristo” en Griego también significa rey. Jesús no niega esta respuesta pero, queriendo mantenerlo secreto, les ordena que no le digan a otros sobre él.

Inmediatamente, Jesús comienza a enseñar qué tipo de rey será. Cumpliendo la profecía de Isaías, Jesús será un siervo sufriente quien “padeciera mucho, que fuera rechazado …, y que fuera entregado a la muerte.” A diferencia de César o Felipe II el Tetrarca, Jesús no se honrará a sí mismo. Como nuestro rey, él sufrirá por nosotros. Pero, como predijo Isaías, Jesús sería vindicado. Jesús les dice que él “resucitara al tercer día.”

Pedro no capta la noción del Señor sobre su realeza y decide corregirlo. Pedro asumió que Jesús era un Rey guerrero, como César, pero aún más fuerte. La respuesta de Jesús es rápida: “¡Apártate de mí, Satanás!” (Satanás significa adversario). Una vez más, Jesús les recuerda a los discípulos que si van a ser coherederos del reino, ellos también no deben honrarse a sí mismo, tomar sus cruces y seguir la manera de reinar de Jesús.

Pregunta

¿Qué clase de rey preferirías que fuera Jesús para ti?

La tarea de esta semana

Cuenta los tiempos en tu día que esperas reconocimiento. Cuenta los tiempos en ese mismo día en que reconoces a otros.

Oración del Grupo 

El grupo ofrece esta oración de San Ignacio de Loyola: Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,

mi memoria, mi entendimiento

y toda mi voluntad,

Todo lo que tengo y llamo mío.

Me lo has dado todo.

A ti, Señor, lo devuelvo.

Todo es tuyo; haz con él lo que quieras. Dame solo tu amor y tu gracia.

Eso es suficiente para mí.

Continúe con el Salmo 114.

Salmo 

Respuesta: Caminaré en la presencia del Señor.

Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó atención cuando mi voz lo llamaba.

R. Caminaré en la presencia del Señor.

Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban.

Entonces rogué al Señor que la vida me salvara.

R. Caminaré en la presencia del Señor.

El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo.

A mí, débil, me salvó

y protege a los sencillos.

R. Caminaré en la presencia del Señor.

Mi alma libró de la muerte; del llanto los ojos míos,

y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante el Señor por la tierra de los vivos.

Concluir con el PADRE NUESTRO 

Utilizar con autorización. Todos los derechos reservados. Cristo en Nuestro Barrio es un programa de Escritura diseñado por el Obispo John Dolan de la Diócesis de Phoenix.