Oración  

Padre, que se haga tu voluntad. Ayúdanos a recordar que tenemos un lugar en Tu reino, donde vives y reinas, junto con tu Hijo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Comentario

Primera lectura: Jeremías 31: 7-9

A medida que continuamos con el tema – Nuestro Santo Reino – Dirigimos nuestra atención a lo que el Reino de Dios tiene reservado para nosotros.

El profeta Jeremías habla de un Dios justo que reúne a los sobrevivientes – los olvidados, los pobres, los ciegos y los cojos – desde los confines del mundo.

Estos también heredarán el Reino.

Como recordamos de las lecturas de la semana pasada, acercarnos al trono de la gracia y el Reino de Dios no significa que debemos esperar lugares de honor en esta vida o en la vida eterna. Sin embargo, deberíamos esperar un campo de juego nivelado donde todos estamos sentados a Su mesa.

Nuestro Reino celestial solo incluirá a los herederos de la Casa Real de Dios. Ya no habrá vasallos bajo reyes o príncipes. Más bien, todos tendrán un estatus igual. Todos compartirán de la sangre real del mismo Cristo y Rey.

El concepto de que todos tenemos un lugar en la casa real de Dios debe causar alegría en nuestros corazones. Ya no tenemos que luchar por el estatus o probarnos a nadie. Somos los amados de Dios y eso es todo lo que importa.

Pregunta

¿Alguna vez te has considerado como realeza?

Segunda lectura: Hebreos 5: 1-6

Nuestro Santo Reino no es un lugar para glorificarnos a nosotros mismos. Ni en esta vida, ni en la vida eterna, debemos buscar lugares de honor.

Hebreos nos recuerda que incluso Jesús no buscó tales honores: “Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote.” Más bien, su Padre celestial glorificó a Jesús cuando Dios dijo: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.”

A través del Bautismo en Cristo, nacemos de nuevo y somos engendrados por nuestro Padre Celestial. No a través de la generación somos parte de la realeza.

Más bien, a través de la regeneración en las aguas del Bautismo y por el poder del Espíritu Santo, somos co- herederos y miembros legítimos de la Familia Real de Dios.

Todo esto es posible gracias a Jesús el Sumo Sacerdote que se ofreció a Dios como sacrificio sacerdotal. Si Cristo no se glorificó a sí mismo, entonces no hay manera de que podamos esperar al cielo si buscamos la gloria vana para nosotros mismos.

Preguntas

¿Alguna vez has tratado de ser reconocido por tu logros? En el plan eterno de las cosas, ¿Qué bien te a salido esto?

Evangelio: Marcos 10: 46-52

Nuestro Evangelio está estrechamente relacionado con la primera lectura, donde los ciegos serán bienvenidos en el redil de Dios.

La proclamación del reino de Dios es más que palabras de un profeta antiguo. Ahora se está Cumpliendo en palabra y hecho a través de Jesucristo que sana a Bartimeo, el hombre ciego.

Es interesante notar que Bartimeo reconoce a Jesús como el Hijo de David. Lo reconoce como uno de la línea real del Rey David cuando oye que Jesús es de Nazaret. Como el papa emerito Benedicto señala en su libro, Jesús de Nazaret , la raíz hebrea de la palabra Nazaret es nazare, que significa brote – como en, “el brote de la tocón de Jesse (padre del rey David).”

El mensaje profético de Jeremías finalmente se está cumpliendo por uno que es aún mayor que el Rey David. El “camino a nivel” del Reino de Dios se está cumpliendo y los ciegos y los cojos son reunidos por el rey de los Reyes y Señor de los Señores, Jesús el Cristo.

Pregunta

¿Cómo ves a la promesa del Reino de Dios siendo cumplido en nuestro mundo hoy?

La tarea de esta semana

Muchas personas se centran en la fatalidad de las cosas y en ver al mundo como medio vacío. Ellos asumen que el Señor Viene pronto con fuego del infierno y azufre.

Otros ven el Reino de Dios irrumpiendo en el mundo a través de la misericordia, la justicia, el amor y la compasión.

Toma el tiempo esta semana para enfocarte en tres formas en que El Reino de Dios está irrumpiendo en nuestro mundo hoy.

Oración del Grupo 

El grupo ofrece esta oración de esperanza: Señor,

Ayúdanos a buscar tu reino sobre todas las cosas. ¡ Que venga tu reino!

Amén.

Continúe con el Salmo 125.

Salmo 

Respuesta: Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar;

entonces no cesaba de reír nuestra boca

ni se cansaba entonces la lengua de cantar.

R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Aun los mismos paganos con asombro decían: “¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!” Y estábamos alegres,

pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor.

R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo

cosecharán aquellos que siembran con dolor.

R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Al ir, iba llorando, cargando la semilla;

al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.

R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

Concluir con el PADRE NUESTRO 

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