Declaración del Obispo Olmsted sobre la Toma de Posesión del Presidente Biden

20 de Enero del 2021

El reverendísimo Thomas J. Olmsted, Obispo de la Diócesis Católica Romana de Phoenix, emitió la siguiente declaración en referencia a la toma de posesión del Presidente Biden:

El día de hoy me uno en oración con el Arzobispo Gómez para orar por el Presidente Biden, al iniciar este su función como Presidente de los Estados Unidos. El Presidente asume esta tarea en medio de un sin número de problemas y tensiones en nuestro mundo y en nuestra cultura. Tengo la firme esperanza de que Dios, quien habla en el corazón de cada ser humano, le dará fortaleza y sabiduría en los años venideros.

The Most Rev. Thomas J. Olmsted, Bishop of the Roman Catholic Diocese of Phoenix.

Apoyo con gratitud la declaración del Arzobispo Gómez al Presidente Biden, el cual habla de manera impactante acerca de nuestro papel como obispos, pero más fundamentalmente, como Católicos, en este momento histórico. De hecho, como obispos estamos comprometidos a trabajar con cada gobierno y oficial electo, yendo más allá de las dicotomías partidistas por el bienestar de nuestros hermanos y hermanas en todo el país. Es probable que existan fuertes desacuerdos y objetivos vehementes compartidos con el Presidente Biden y su administración, como lo ha sucedido con administraciones anteriores, pero es mi oración que su trabajo sea fructífero. Como hizo el buen samaritano, Cristo se humillo a Si mismo y vino a nuestro mundo para cuidar de los desdichados y los indefensos, es debido a esto que como seguidores suyos debemos de trabajar en estrecha colaboración con todas las personas de buena voluntad para ungir un mundo herido con el aceite del amor y el vino de la fraternidad.

Arraigados en la Buena Nueva de que Jesucristo murió y resucitó, y confiados en que este poder de nueva vida todavía está obrando en el mundo, proclamamos las verdades que Nuestro Señor ha revelado a través de Su palabra y Su iglesia, con la integridad que requiere este papel. “Vean, pues, en nosotros a servidores de Cristo y a administradores de las obras misteriosas de Dios” (1 Cor 4:1), por lo que, al participar con autoridades seculares y enseñar a nuestra gente, buscamos ofrecer principios directivos y formas consientes para que nuestro trabajo sea verdaderamente el de sanar.

Esencial en estos principios, es el derecho que todo ser humano tiene a la vida. La tragedia del aborto continúa siendo para los Obispos de los Estados Unidos “prioridad preeminente”, ya que la dignidad del ser humano es dañada en todos los niveles con este acto. Se han perdido millones de vidas por nacer, mujeres han quedado marcadas y familias se han destruido. Este daño está ocurriendo a un mayor ritmo en las comunidades minoritarias y en los niños que nacerían con discapacidades, por lo tanto, nuestro deseo de fraternidad y solidaridad exige que pidamos justicia para todos los que han sufrido y todos quienes están en riesgo del aborto.

Por consiguiente, es mi oración y petición sincera que el Presidente Biden escuche el clamor de los pobres y colabore con los líderes de la Iglesia para desarrollar políticas justas que respeten el derecho a la vida, las necesidades de los padres y el papel esencial que desempeñan las familias en la salud de nuestro país. La curación es posible. Si podemos trabajar juntos en la luz de Jesucristo, su gracia será suficiente para traer nueva vida a un pueblo fragmentado y marginado.

Al confiarnos en las manos de nuestro Padre Celestial, que examina cada mente y cada corazón, nos comprometemos nuevamente a la oración y a la cooperación. Que el Señor, en Su amor y en Su bondad, guíe al Presidente Biden con Su gracia para que se esfuerce en fortalecer el bienestar común de todas las personas, especialmente las más vulnerables en nuestro país.

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