1.o Domingo de Cuaresma
Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida más cristiana. Por nuestro

Señor Jesucristo.

Comentario

Primera Lectura: Deuteronomio 26:4-10

Nuevos  comienzos pueden ser emocionantes y temerosos. Una mujer embarazada o un novio de pie en el altar son algunos de los muchos momentos en la vida donde las personas están en la cima de nuevas aventuras.

Esta primera lectura de Cuaresma se trata de un nuevo comienzo. Moisés ha impulsado a la gente a la entrada de la Tierra Prometida. Cuarenta años han pasado y la promesa está esperando a aquellos que viajaban por el desierto.

El propio Moisés no podrá entrar en la Tierra Prometida. En su lugar, Josué conducirá al pueblo a través del Jordán y la Tierra de Caanan. Para entrar se necesita cierta tranquilidad y dirección. Moisés aprovecha esta oportunidad para darles un poco de dirección. Se les recuerda que es Dios quien los había salvado de la esclavitud, a través del Mar Rojo, y por el desierto hasta este punto.

Su discurso estaba destinado a animar a la gente a confiar en el Señor, ya que ellos se preparan para entrar a una nueva tierra con Dios a su lado

Pregunta

¿Cuando fue la última vez que esperaste un nuevo acontecimiento en tu vida? ¿Qué sentiste en esos momentos? ¿Confiaste en Dios?

Segunda lectura: Romanos 10:8-13

San Pablo nos advierte en su carta a los Romanos que debemos tener fe en el Señor.

Como Moises, quien inspiro a los que estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, Pablo alienta a aquellos que desean entrar en la tierra de la salvación – El cielo.

“Si proclamas con tus labios que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios te resucitó de entre los muertos, serás salvado.”

Pablo, como Moisés, alienta a su pueblo a seguir el ejemplo del Señor. Sólo Dios llevaría a los israelitas a la Tierra Prometida. Sólo Dios, en Cristo Jesús, nos llevará al Cielo. No podemos llegar por nuestra cuenta. En el salmo de este domingo se lee:

“(El Señor es) mi refugio y fortaleza, mi Dios, en quien confío.”

¡En nuestros cuarenta días de Cuaresma, estamos llamados a recordar que Dios salva. Yo puedo participar en su acción salvadora de la fe en el Señor. ¡Sin embargo, sólo Dios es mi Salvador! ¡Yo no lo soy!

Poner mi fe en el Señor, junto con el bautismo, es un paso necesario en mi viaje hacia el cielo.

“El que creé y es bautizado, será salvado.” (Mc 16:16)

Pregunta

¿En que punto de tu vida encontraste fe verdadera en Dios?

Evangelio: Lucas 4:1-13

Al igual que Mateo, Lucas relata el tipo de tentaciones que Jesús tuvo que vencer en el desierto. En el evangelio de Marcos Jesús simplemente fue tentado por

Satanás.

La primera tentación: “Haz que esta piedra se convierta en pan.” Jesús reprende a Satanás con estas palabras:

“No solo de pan vive el hombre.”

La fidelidad de Jesús es más importante que la comida de un día. Como católicos, nos tomamos el tiempo para ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo en solidaridad con Jesús, que es fiel a su Padre en el Cielo.

La segunda tentación: “Todo esto será tuyo si me adoras.” Jesús le responde:

“adorarás al Señor, tu Dios, y solo a él servirás”.

Jesús, que es Dios, no abandonará su fidelidad al Padre adorando a Satanás. La Cuaresma nos es un tiempo para orar y adorar a nuestro único Señor.

La tercera tentación: “Tírate de aquí.” Jesús dice: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios.”

La verdadera fidelidad, como Jesús nos enseña, nunca duda si Dios está ahí para ayudarnos. Más que creer en Su Padre, la fidelidad de Jesús es un signo de su comunión con el Padre. En esta Cuaresma estamos llamados a una vida de confianza total, la fe y la fidelidad.

Pregunta

¿Cómo has mostrado tu fidelidad a Dios? ¿De que manera has

sido testigo de fe y lealtad al Señor?

La tarea de esta semana

Adelantate al domingo de ramos, piense en Jesús orando en el Huerto. Reflexiona sobre sus palabras: “Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Tómate el tiempo para reflexionar sobre el abandono total de Jesús – su confianza, su fe y su fidelidad. Si estás luchando con algo en tu vida, busca un lugar tranquilo y repite estas palabras de Jesús. Úsalas como una jaculatoria. La verdadera fidelidad a Dios requiere el abandono de nosotros mismos a Dios.

Oración del Grupo

El líder invita al grupo a recitar la oración de San Ignacio:

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria,mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.

Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.

Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.

El líder luego guías al grupo rezando el Salmo 91 (del 1er domingo de Cuaresma).

Continúe con el Salmo 91.

Salmo

Respuesta: Quédate conmigo Señor, cuando esté en problemas.

Tú que vives al amparo del Altísimo

y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor:

“Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío”.

R. Quédate conmigo Señor, cuando esté en problemas.

Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa;

te cubrirá con sus plumas,

y hallarás un refugio bajo sus alas.

R. Quédate conmigo Señor, cuando esté en problemas.

No temerás los terrores de la noche,

ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol.

R. Quédate conmigo Señor, cuando esté en problemas.

Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha,

tú no serás alcanzado:

su brazo es escudo y coraza.

R. Quédate conmigo Señor, cuando esté en problemas.

Concluir con el PADRE NUESTRO

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