Pena Capital
Es muy claro que, para que esto ocurra, la naturaleza y el grado del castigo debe ser cuidadosamente evaluado y analizado, y debemos no ir a los extremos de ejecutar al delincuente en caso de que sea absolutamente necesario: en otros palabras, cuando no sea posible defender a la sociedad de otra manera. Hoy, sin embargo, como resultado de una mejora continua en la organización del sistema penal, estos casos son realmente raros, prácticamente no existen.
—Juan Pablo II Evangelium Vitae (El Evangelio de la Vida), 56
Información sobre la pena de muerte
Declaración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en cuanto a la pena capital.
“Primero, la abolición mandaría un mensaje claro: podemos romper el ciclo de violencia; no necesitamos quitar una vida por otra; podemos proveer respuestas más humanas, más esperanzadoras, y más eficaces contra el crecimiento del crimen.
“En segundo lugar, la abolición de la pena capital es también una manifestación de nuestra creencia en el valor único de la dignidad de cada persona desde el momento de la concepción. El hombre es una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios.
“En tercer lugar, la abolición de la pena de muerte es un testimonio más de nuestra convicción, que compartimos con la tradición Judía e Islámica, que Dios es, de hecho, el Señor de la vida. Sería el testimonio de la santidad de la vida humana en todas sus etapas. Quitaría toda posible ambigüedad que pudiera afectar a este testimonio.”
“En cuarto lugar, creemos que la abolición de la pena de muerte está en consonancia con el ejemplo de Jesús, el cual enseñó y practicó el perdón de la injusticia y que vino ‘a dar su vida como rescate para muchos’” —Mc 10:45