3.o Domingo de Cuaresma
Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida más cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.

Comentario

Primera Lectura: Ex 3:1-8,13-15

Todos recordamos la famosa frase de los comerciales de Verizon, “¿Puedes  escucharme  ahora?”  En la primera lectura de este Tercer Domingo de Cuaresma, escuchamos a los israelitas casi haciendo esta misma pregunta.

El pueblo hebreo deseaba arduamente ser liberado de la esclavitud. Por fin, a través de

Moisés, Dios escucha las súplicas de los hebreos.

Desde una zarza ardiente, Dios dice, “Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor….”

El Señor insita a Moisés para ser un mediador para el pueblo hebreo. Moisés, revelando su resistencia, quiere más seguridad. Él sabe que la gente duda que Dios verdaderamente esté hablando a través de él. Dios le asegura a Moisés que Él, el gran Yo Soy, estará con él mientras conduce a los israelitas de Egipto a la Tierra Prometida.

A partir de este momento, los israelitas tendrán problemas para escuchar a Dios. Se quejan, incluso cuando Moisés actúa como mediador y hasta cuando Dios hace milagro tras milagro. Aquí es Dios que pregunta: “¿Puedes escucharme ahora?”

Preguntas

¿Cuándo le has llamado a Dios para pedir su asistencia?

¿Qué respuesta recibiste?

Segunda lectura: 1 Cor 10:1-6,10-12

En la segunda lectura, San Pablo les recuerda a los Corintios que Cristo estaba con los israelitas al cam-inar por el desierto. Él dijo:

“…pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo.”.

Jesús mismo dijo: “Antes que Abra- ham fuese, yo era.” Cristo es quien se reveló a Abraham, Isaac y Jacob. El único Dios verdadero, que condujo al pueblo a la Tierra Prometida, es el mismo Cristo que nos lleva a la vida eterna.

Pablo nos advierte que aquellos que se quejaron en contra de Dios en el desierto no llegaron a la tierra de leche y miel. Perecieron por su terquedad. En cam- bio, los cristianos que sí conocen a Cristo – el gran YO SOY – no debe preocuparse.

Cuando los israelitas se empezaron a preocupar, se apartaron de Dios y crearon sus propios diseños ton- tos. Pablo nos advierte que no nos quejemos como lo hicieron ellos. Su advertencia es fuerte:

“Así pues, el que crea estar en tierra firme, tenga cuidado de no caer.”

Preguntas

Dice el viejo refrán, “Uno propone y Dios dispone.”

¿Qué planes has hecho en tu vida que no incluyen a Dios? ¿Cómo resultaron?

¿Habría sido mejor pedir ayuda divina?

Evangelio: Lucas 13:1-9

La parábola de la higuera en el Evangelio de hoy not ayuda a ver que Dios es muy paciente. Él es, como dice el salmo, “lento para enojarse y de gran misericordia”.

El Señor nos llama al arrepentimiento y a dar frutos. No podemos ser como el pueblo de Israel que se quejó y se quejó y decidió descansar con sus propios diseños.

Dios es paciente, pero el Evangelio es claro. Jesús no anda con rodeos:

“Si   ustedes   no    se    arrepienten, perecerán de manera semejante.”

Decir simplemente que conocemos a Cristo, pero no lo seguimos es una tontería. ¿Recuerdan la segunda lectura? No debemos asumir que estamos en tierra firme. Una higuera puede ser un árbol, pero es tan inútil como un montón de madera si no da frutos.

La reconciliación es parte de ser cristiano. Cuando nos olvidamos del Señor, o asumimos que estamos seguros, es cuando debemos regresar con Dios. Sólo en Dios estamos seguros. ¡Sólo en Cristo somos salvados! Por eso, Jesús nos dice: “¡Permaneced en mí!”

Permanecer en Cristo es la única forma de ser cristiano. Conociéndole y siguiéndole nos ayudará a dar sus frutos.

Preguntas

¿Estoy produciendo frutos? ¿La gente me reconoce como Cristiano? ¿De qué manera?

La tarea de esta semana

La Cuaresma es un tiempo de reconciliación. Examina tu conciencia y, confiésate este sábado o asiste al Servicio de Reconciliación de Cuaresma. Nuestro boletín también tendrá los servicios de reconciliación de otras parroquias cerca de nuestra iglesia.

Oración del Grupo

Sosteniendo una rama sin hojas, el líder invitará al grupo a pasar sesenta segundos en silencia examinando su conciencia. Después del rato de silencio, el líder dirá lo siguiente:

Señor, sin ti no tengo vida.

El grupo responde:

¡Vive en nosotros y nosotros en ti!

El líder pasa la rama a otro miembro del grupo que repite, “Señor, sin ti no tengo vida.” El grupo responde lo mismo.

Después de haber pasado la rama, el líder invita al grupo a recitar el Salmo Responsorial de la semana:

Salmo

Respuesta: El Señor es bondadoso y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía,

que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía,

y nunca olvides sus beneficios.

R. El Señor es bondadoso y misericordioso.

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro,

R. El Señor es bondadoso y misericordioso.

El Señor hace obras de justicia

y otorga el derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a Moisés

y sus proezas al pueblo de Israel.

R. El Señor es bondadoso y misericordioso.

El Señor es bondadoso y compasivo,

Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,

así de inmenso es su amor por los que lo temen.

R. El Señor es bondadoso y misericordioso.

Concluir con el PADRE NUESTRO

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