Carta del obispo Thomas J. Olmsted a los fieles sobre las vacunas COVID-19 y las decisiones individuales basadas en una conciencia bien formada

27 de agosto del 2021

Estimados Hermanos y Hermanas en Cristo,

Obispo Thomas J. Olmsted

Seguimos experimentando el impacto del virus del COVID-19 de muchas formas en nuestra comunidad. Conforme los números de casos y muertes incrementan con la variante mas reciente, debemos depender de nuestra fe en Jesús y la guía de la iglesia para que nos ayude a navegar estos tiempos tan desafiantes los cuales nos han traído dolor, confusión, y división. Recordemos siempre que es Cristo el que sana y unifica. Nosotros dependemos de Su amor infinito y misericordioso.

Quisiera nuevamente expresar mi gratitud a Dios por nuestro personal de primeros auxilios, profesionales médicos y servidores públicos quienes trabajan desinteresadamente durante estos tiempos de pandemia por el bien común. Que continúen siendo protegidos del virus del COVID-19, que se les sea dada la fortaleza en tan importante trabajo, y que sean usados como instrumentos de sanación en aquellos que mas lo necesitan. Estos han demostrado ser tiempos muy difíciles para aquellos en estas nobles profesiones.

En Diciembre del 2020 después de que salieron las primeras vacunas, yo compartí la siguiente guía: “Debido a la gravedad de la pandemia, los Católicos deben de considerar en oración ser vacunados y consultar a su profesional médico o proveedor de salud para cualquier información medica personalizada”

Esta guía se da de acuerdo con la guía moral y científica de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el Centro Católico Nacional de Bioética, y el Instituto Charlotte Lozier los cuales indican que es moralmente aceptable para un Católico recibir ciertas vacunas. Este mensaje es consistente con la guía de la Santa Sede y con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

Como Obispo de diversos rebaños al cuidado de diferentes almas, yo continúo motivándoles para que consideren en oración que es lo que cada uno debe de hacer con respecto a recibir la vacuna. Para aquellos que han discernido recibirla, deben de estar seguros de que pueden hacerlo con una conciencia tranquila. Para aquellos que han discernido no recibirla, ellos también pueden hacerlo con una conciencia tranquila. Lo que es primordial para nosotros como individuos es formar nuestra conciencia a través de las enseñanzas de la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma:

“En todo lo que dice y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y recto. Mediante el dictamen de su conciencia el hombre percibe y reconoce las prescripciones de la ley divina: La conciencia «es una ley de nuestro espíritu, pero que va más allá de él, nos da órdenes, significa responsabilidad y deber, temor y esperanza […] La conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo” (CIC 1778).

Ha habido muchos que han preguntado a sus párrocos que les concedan una excepción: sin embargo, son los empleadores, y no los párrocos los que dan esas excepciones. Lo que nosotros hacemos como Iglesia es asistir formando las conciencias y apoyando en la decisión hecha por una conciencia bien formada. Los empleadores y otras instituciones pueden requerir vacunación, pero nosotros los apoyamos evaluando y extendiendo las excepciones por razones personales religiosas de conciencia.

Animo a nuestros sacerdotes, diáconos y lideres laicos que ofrezcan una guía parroquial a nuestra gente en la formación de conciencia, usando recursos solidos como los de CDF, CCNB, y el Catecismo de la Iglesia Católica. En adición, por favor vean adjunto la hoja de recursos para asistencia. Les recuerdo a los lideres de nuestra Iglesia que no esta en nosotros tomar decisiones medicas por otros, pero debemos de apoyar el derecho de los fieles Católicos para que puedan llegar a una decisión con la ayuda de una conciencia bien-formada.

Los Católicos difieren en su discernimiento, cada uno considerando a su propia conciencia. Respetémonos y apoyémonos uno a otros para permitir que Cristo nos una a través de su misericordia y cuidado.

Roguemos a Dios por el fin de esta pandemia y por la sanación de aquellos que han caído ante la enfermedad.

Pidiendo a nuestra Señora de Guadalupe y a San José que ruegue por nosotros, les confió a todos al amor misericordioso de Nuestro Salvador Jesucristo.

 

 

+Thomas J. Olmsted
Obispo de Phoenix